El corredor Oeste-Este

La importancia de la avenida Perón-Belgrano-Sarmiento como corredor oeste-este entre Yerba Buena y San Miguel de Tucumán obliga a tratar de optimizar esa vía en todo su recorrido. Sin entrar a opinar sobre la rotonda semaforizada de la intersección con Camino del Perú, se observan a simple vista, en el sentido oeste-este (o mano sur), dos lugares donde el flujo vehicular tiene problemas y se vería positivamente modificado por dos intervenciones: una por demás simple, la otra bastante más compleja. En Plazoleta Mitre (imagen superior adjunta), la isla central con su fuente y monolitos, podría ser reducida en su tamaño para ensanchar los carriles de la avenida. Esto no afectaría ningún espacio público, ya que la plazoleta no es de uso peatonal. Sólo se correría un “monolito” y la verja. El otro sector angosto es el puente del ferrocarril Mitre (imagen inferior adjunta), un embudo desde siempre, y que necesitaría que se realice un ensanchamiento hacia el sur de unos 2,5 metros, y hacia el norte de unos 2 metros. Esto permitiría que exista un cruce más fluido, en ambos sentidos de circulación. Los expertos podrán juzgar sobre la factibilidad, los costos y la conveniencia de realización de los trabajos en cuestión.

Miguel Röhmer

niveltucuman@yahoo.com.ar


PAN Y DÓLAR

El viejo refrán dice que “todos los extremos son malos”, y vaya si lo es. El pan es el alimento primordial de la mesa argentina, si bien algunos lo ven como una costumbre gastronómica, para otros es el plato fuerte de cada día. Y es también lo único que pueden llegar a conseguir para alimentarse, acompañado de una taza de mate cocido, se convirtió en el menú de los más vulnerables. La posibilidad de conseguir este combo barato hasta hace un tiempo, requería de unos cuantos pesos, pues ya no, porque el precio de este producto alcanzó ribetes históricos debido al incremento de la materia prima para su elaboración. Este extremo se llamaba pobreza, si le sacamos el pan se convierte en indigencia. El otro extremo es la moneda estadounidense; aquellos que orientaron sus economías ligadas al dólar tienen un dolor de cabeza: la inestabilidad cambiaria ha encarecido los mercados, la variabilidad de precios convierte a las inversiones extranjeras en operaciones riesgosas, más aún con un gobierno que, sin ideas, avanza en el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional a cualquier precio, sin aceptar que los proyectos económicos de cara al mundo fracasaron provocando un proceso inflacionario preocupante. ¡Quién iba a creer que un kilo de pan duplique un dólar!

Williams Fanlo Llanos

williamsfanlollanos@gmail.com


LA PASIÓN DE LOS ARGENTINOS

Por diversos motivos, es sabido en casi todo el mundo que los argentinos somos pasionales. Y que el origen de esa pasión está en la excesiva importancia que le damos al fútbol. Y, a partir de la misma, la mayor parte de los seguidores de este popular deporte siente alegría o tristeza, según gane o pierda su equipo favorito. Dicha pasión, en algunos, es innata; en otros, transmitida. De la segunda, nace la expresión “mi padre me hizo hincha del ‘rojo’”, por ejemplo, y “me dio la felicidad para siempre”. Por lo que aquel que no es demasiado apasionado o no le interesa el fútbol, considero que está liberado de esa “pasión incomprensible”, como algunos la llaman. Y, he aquí dos ejemplos que tengo en mi familia. Mi hijo (24) es tan apasionado por el fútbol, que llora cuando su equipo favorito pierde. Cuando tenía cuatro años, lo llevé a la cancha a ver un partido de fútbol local y al regresar comentó en casa que el mejor jugador de la cancha, para él, había sido “el ensho”, refiriéndose a Enzo Francescoli. O sea, es esclavo pasional desde la cuna. En cambio, un primo suyo dos años menor que él, cuando jugó San Martín contra Boca Juniors, la última vez que San Martín estuvo en la primera división, se despachó con una pregunta genial: ¿Riquelme es jugador de Boca o de San Martín? Evidentemente, se trata de un joven libre de la atrapante pasión futbolística. En síntesis, son dos realidades muy opuestas. Pero, ¿a qué viene todo esto? Viene a compartir la idea de que las pasiones excesivas no son buenas, porque se convierten en fanatismo. Y el fanatismo es una de las mayores irracionalidades de la gente, porque produce más daño que beneficio; por lo que, en vistas al futuro de nuestros hijos, hay que ayudarlos desde niños a encauzar sus pasiones. Creo que poner un poco de pasión en todas nuestras acciones diarias es bueno, siempre que se haga con moderación. Como ser en el trabajo, en el estudio, en la colaboración, en la lectura, en el diálogo, en la información, en la recreación y, obviamente, también en el fútbol. Ya que todo esto, en conjunto, sí asegura importantes beneficios personales, familiares y sociales.

Daniel Chávez

chavezdaniel04@gmail.com


En la calle duermen

Una nota de LA GACETA que nos obliga a reflexionar: ver gente durmiendo en la calle. ¿No hay presupuesto para un albergue para los carecidos? Gente que sufre de trastornos, drogas, problemas sociales, sin trabajo. Hoy se nota la crisis y se profundiza, mientras las autoridades -me refiero a funcionarios y diputados-, con grandes sueldos y no de ahora, desde hace tiempo, cuando llegan las elecciones aparecen. Pero en estos casos tendría que ser más evidente. ¿No apuestan a los que deambulan como parias, con hambre y frío? Al final, el ciudadano se hace cargo. ¿Por qué los que tienen poder en lo político y sobre la economía de la provincia no actuan de manera más humana? Estamos viviendo donde nada se oculta, todos sabemos y notamos la indiferencia; los que más necesitan tienen que ser rescatados cada día. La democracia se contrae cuando beneficia al que más tiene sin ver al que más necesita.

Carlos Rubén Ávila


rubenavila20@gmail.com