Los nombres que hicieron de la historieta argentina una de las más ricas y valoradas del mundo durante el siglo XX son muchísimos, con Héctor Oesterheld como figura consular. En el caso de los dibujantes la lista es notable y Carlos Casalla aparece en el apartado de indiscutibles maestros. A él está dedicado el tercer tomo de la colección “Historietistas”, que edita Ferullo Burke. El libro se presentará hoy a las 19 en el auditorio principal del Mayo de las Letras, montado en la plaza Urquiza.

“El objetivo de esta colección es dar a conocer y difundir la jerarquía y diversidad de nuestros autores. Ofrecemos un documento visual tangible. Real, no virtual. Un libro. Tinta sobre papel”, destaca Daniel Ferullo, y la entidad del volumen lo demuestra. Al igual que los tomos anteriores -dedicados a Gianni Dalfiume y Carlos Vogt- es un table book de 184 páginas, a color y con los máximos estándares de calidad.

“Chingolo” Casalla fue el creador del Cabo Savino, figura icónica de nuestra historieta. También dibujó personajes inolvidables como El Cosaco, Álamo Jim y Perdido Joe, entre muchos otros. Él publicó durante 70 años tiras diarias, historietas, ilustraciones y libros didácticos, lo que junto a sus cuadros conforma una carrera excepcional. Con su amigo Julio Álvarez Cao, Casalla formó un dúo de creadores que brindaron historias leídas por millones de argentinos y extranjeros, en las páginas de revistas como El Tony, D’artagnan o Fantasía, de Editorial Columba.

“Hablar de Carlos Casalla es hablar de pampas, estepas, espacios abiertos y caballos... Sus caballos son maravillosos, los dibujó como pocos en la historieta nacional”, apunta Ferullo. Ese espíritu es el que intenta capturar el libro, que incluye un extenso reportaje al dibujante -fallecido el año pasado-. Allí Casalla cuenta cómo fue alumno de Lino Spilimbergo y trabajó en los bocetos y los murales de Galerías Pacífico, en Buenos Aires.

Colabora en la publicación Jorge Morhain, quien fuera guionista de algunos personajes de Casalla, y hay dos apartados importantes dedicados a sus personajes más importantes: Cabo Savino, creado por Casalla y escrito por varios guionistas, y El Cosaco, personaje de Robin Wood que dibujó Casalla.

Al final del libro, como es habitual se presentan historietas completas, en este caso episodios de Cabo Savino y El Cosaco y una historia corta con guión del mismo Casalla: “Como me la contaron…”

Cuenta Ferullo que conoció a Casalla en 1985, mientras se rodaba la inolvidable miniserie del Cabo Savino, y que fue el propio dibujante el que lo llamó para “recordarle” que lo incluyera en la colección. Casalla, que tenía por entonces 90 años y vivía en Bariloche, no pudo ver terminado el libro, pero sí aportó originales y revisó algunas pruebas. Su memoria y su legado encontraron un lugar.