“¡Ay!... arroyo que sabes hablar, palomita que al aire te vas. Cuéntale nada más... que dolido la vuelvo a llamar. Quiero cantar en la noche la zamba que un día tendrás que llorar...” La zamba desplegó tal vez sus alas para llevarse consigo los 68 años de una voz. Mario Fernando Rodrigo partió ayer tras varios días de agonía.

Periodista y cantor, “Cacho” fue animador de una bohemia alborada de folclore. Nacido el 8 de diciembre de 1949, el canto lo entusiasmó desde temprano; incursionó luego en el periodismo deportivo. Llegó a desempeñarse como jefe de la División Deportes en LV12 Radiodifusora Independencia. Colaboró en LA GACETA como comentarista de boxeo e integró el elenco profesional de Deportivo 10, que se emitía por Canal 10.

A mediados de la década del 60, integró el Sexteto Vocal Tucumán, con Juan Carlos Di Lullo, Juan “Coco” Quintero, Roberto Usandivaras, Amado “Cuni” Dimani y Ricardo Sbrocco. También integró la fila de tenores del Coro Alter, bajo la dirección del maestro Salvador Rimaudo.

“Cacho era un buen amigo, leal y generoso, respetuoso, no tenía momentos de enojo conmigo; nos reíamos mucho. Musicalmente, era un tenor potente; era muy dúctil; tenía buen criterio musical”, recuerda “Coco” Quintero, con quien conformó un dúo.

En 2011 dio a conocer “La atardecida”, su único cedé, en el que cobijó su caudaloso sentimiento. “Gran cantor, me resuena ‘La diablera’, la zamba que cantaba siempre. Gran cómplice de tanto juntarnos”, dijo Lucho Hoyos.

Infaltable en la mesa de café de los cantores, Rodrigo se destacaba por su observación y su humor punzante. El otoño se ha llevado quizás en los versos de Castilla y la música de Falú el parpadeo de la voz de Cacho. En el sueño de los días pienso a veces que vas a volver, ando diciendo tu nombre, me duele la pena del atardecer...