Todos los seguidores de Miguel Martín conocen sus historias de chico y las reprimendas de su madre. No hay misterios sobre las travesuras de infancia, que concluían en castigos ejemplares para la época, en el interior tucumano. Esta noche, el niño y su progenitora se corporizarán en el nuevo espectáculo del humorista, pero en la piel de su personaje emblemático, el Oficial Gordillo. “Choreando a lo grande” se estrenará en el Teatro Mercedes Sosa, pero las entradas están agotadas. Para su regreso, habrá que esperar hasta fin de año.

“Voy a salir disfrazado como la mamá de Gordillo y a contestar sobre todo lo que han dicho de ella. Y con una persona del público vamos a recrear la experiencia de tener a Doña Mary en casa, un domingo a la mañana, cuando llegaba de bailar y mi vieja me recibía. También van a aparecer otros parientes, y las quejas cruzadas entre todos, los tours que me llevaban a hacer por el cementerio y las macanas que me mandaba”, adelanta.

Todo comenzará cuando muestre que, por primera vez, su Gordillo tendrá escenografía, proyecciones y un vestuario profesional, confeccionado en un local de Córdoba donde se realizan uniformes policiales. El dueño es fanático de su personaje y le hizo a la medida toda la ropa, con un chaleco especial que es el máximo secreto.

A lo largo del show se proyectará una delicada misión que tuvo Gordillo: descubrir al asesino de Pablo Rago, quien tenía el guión de la próxima película ganadora del Oscar. Los sospechosos son Flavio Mendoza, Cinthia Fernández y Facundo Mazzei.

“Somos personajes”

“El tucumano es el único que se ríe de sí mismo, se ve en una grabación o se escucha en un audio y se burla de cómo habla; somos muy personajes. Es parte de nuestra idiosincrasia, pero en Salta o en Santiago del Estero no se imitan ni entre ellos, no les gusta. Somos muy diferentes, y eso es un plus para mí, porque si no, me hubiesen echado de todos lados. No hubiese sido lo mismo si nacía en otra provincia”, reconoce.

Su estética de llevar los modismos al máximo también le vale críticas: “hay quienes dicen que no los represento, pero para representarlos está (el gobernador Juan) Manzur, no yo; gracias a la terapia no me molestan los cuestionamientos, en otro momento habría salido a explicar lo que hago, pero hoy hay agresiones que ya me parece graciosas”.

“Creo que esa reacción tiene que ver más con la persona que lo dice que conmigo. Si hay algo que no me gusta, no salgo a decirlo en las redes sociales; simplemente no lo veo, no lo consumo ni opino. Ignorarme antes que criticarme sería lo mejor, y no sólo en mi caso, sino en muchos aspectos de nuestra sociedad. Hay que concentrarse en lo que a uno le gusta”, propone.

Martín marcó un récord en la principal sala de la provincia en capacidad, ya que desde hace una semana tiene cubiertas las tres funciones programadas (dos hoy y una mañana). No hay un artista tucumano con ese nivel de convocatoria. “Estoy muy sorprendido, porque es cada vez mayor la respuesta de la gente. Nunca pensé que fuese a ser tanto. En varias entrevistas en otros lados, como en Córdoba -donde ya soy casi local-, me preguntan si me cuesta que vengan al teatro en Tucumán, pero no es así en mi caso. Acá es el lugar más cómodo para actuar, porque no tengo que cambiar palabras o modismos, ni explicar nada. Hablo de la 25 y todo el mundo sabe de lo que estoy hablando”, explica.

Esa reacción de la gente lo tentó a programar otra función, pero pronto cambió de opinión y no se presentará nuevamente hasta noviembre. “Voy a volver para el cierre de la gira anual que quiero hacer, porque no quiero hacer nada a medias”, aclara. Tampoco (por lo menos hasta el momento) hará televisión, más allá de lo satisfactoria que le fue la experiencia de 2017 en Canal 10 con “La noche con Miguel Martín”, aunque haya todavía una reunión pendiente para definirlo.

El actor tiene claros los límites de su propuesta, y asegura que no tiene la capacidad para hacer humor político (“se lo dejo a Alberto Calliera, un genio que los mata a todos y se ríen con él, es como Tato Bores”, dice) o humor negro. La paternidad lo llevó a cambiar de repertorio y de palabras. “Mis shows se volvieron para todo público. Ya no digo malas palabras para que no las escuchen los chicos. Cuando no tenía hijos era bastante boca sucia, pero ahora me empecé a cuidar. Mi contexto me influye mucho, de ahí sale todo lo que cuento en el escenario, como que mis hijos hablan castellano neutro y eso me indigna. Es consecuencia de ser padre”, reconoce.

Ya está programando el próximo año, que comenzará haciendo temporada de verano en Carlos Paz, donde viene arrasando con los premios VOS y Carlos. “Mi idea es llevar ‘Choreando a lo grande’, volver a hacer un unipersonal. Me encantó trabajar en ‘Mahatma’ con Flavio Mendoza, fue muy enriquecedor y aprendí mucho, sobre todo el cuidado de los detalles y el sistema de trabajo que tienen. Pero lo mío es trabajar solo, que es lo que más me gusta”, sostiene.

Esta noche estará en soledad sobre el escenario del Mercedes Sosa, pero fuertemente acompañado por una platea repleta, que lo consagró como el artista tucumano más conocido en el país en este momento. Y que quiere ser profeta en su tierra, para desmentir la consigna.

> NO QUEDAN ENTRADAS

• Hoy a las 22 y a las 23.55 y mañana a las 20 en el Teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).

> TRES FUNCIONES AGOTADAS

• Hoy a las 22 y a las 23.55 y mañana a las 20 en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479).