Rodeados por la inmensidad del paisaje, todos caminan en fila por el sendero que marca el guía. Cada uno carga su mochila en la espalda y una bolsa de dormir. Algunos avanzan apoyados en bastones, que sirven para mantener el equilibrio y evitan lesiones de tobillos y rodillas. En la montaña es constante la exposición a las distintas condiciones atmosféricas, desde la lluvia al granizo, la nieve o la brisa fresca, hasta el sol ardiente; por eso la indumentaria debe adecuarse al lugar.

Un aislante térmico va enrollado en un extremo de la mochila. En medio de la montaña, rumbo a La Ciénaga, avanzan más de 80 personas que caminan sobre el verde que regala la naturaleza en esta época del año.

Se trata de los aventureros que se inscribieron al curso de “Iniciación en la Montaña”, organizado por la Asociación Argentina de Montañismo (AAM), delegación Tucumán. La clases teóricas se dictan los miércoles, de 21 a 22.30, en la sede ubicada en Salas y Valdes 236, Yerba Buena.

La primera salida a la montaña se realizó al cerro San Javier, a través de la senda “Mundo Nuevo”. La segunda fue a Cruz de Yampa. Luego fue el turno de La Ciénaga, donde por primera vez les tocó hacer noche. Todavía faltan dos salidas antes de que el grupo reciba las credenciales de montañismo. Este fin de semana será el momento de partir rumbo al cerro El Negrito por la senda de las camionetas 4x4, que es la más segura.

En este caso tendrán que levantarse muy temprano para atacar una cumbre. Es otro tipo de exigencia. También harán campamento durante dos noches hasta subir a lo más alto en Tafí del Valle.

Andrés Suárez y Ulises Kusnezov, expertos montañistas, son los impulsores del curso que comenzó por primera vez en 2013. “Es el quinto año que desarrollamos esta tarea de formación que apunta a un montañismo responsable -explicó Suárez-, donde muchos de los participantes se quedan en el club de montañismo y otros siguen por su cuenta, pero en su mayoría siguen desarrollando la actividad, que es lo que nos interesa. Queremos que el deporte crezca de una forma segura, que tengan en cuenta el cuidado del medio ambiente y del patrimonio arqueológico, apostamos por un montañismo de una forma autónoma, que puedan programar sus salidas y que tomen las decisiones correctas para que lleguen a buen destino”.

Los entusiastas

El primer club de montañismo de Tucumán nació el 15 de junio de 1950. Entonces se llamaba Asociación Tucumana de Andinismo (ATA) y fue impulsada por un grupo de entusiastas que hacían excursiones.

Uno de los socios fundadores fue el geógrafo Enrique Würschmidt, quien quizás haya sido el primero en filmar, en 1948, las “ruinas de las Pavas”, hoy conocidas como La Ciudacita. Al poco tiempo, en abril de 1952, apareció el número 1 de la revista de la institución, denominada “Llokhana”. En esa publicación, Würschmidt hizo una detallada descripción de las ruinas.

Luego la revista pasó a denominarse “Boletín de ATA”, según lo reseñó José Santillán. Recordó que en esa revista se escribían artículos sobre las excursiones realizadas y temas relacionados con el montañismo.

En el curso, los aventureros aprenden cómo se debe cruzar un río, cuál es el tipo de marcha a seguir en altura, la preparación del equipo de montaña, la indumentaria ideal, el tipo de alimentación, la orientación, la aclimatación y las medidas de seguridad, entre otros aspectos claves para emprender una expedición.

Entre los asistentes hay familias completas (un padre y sus dos hijos de entre ocho y 11 años). “Estamos contentos porque logramos que los chicos dejen el celular por subir a la montaña -remarcó Suárez-. Además, ellos caminan más que los adultos. Se cansan mas rápido, pero descansan dos minutos y ya están listos para seguir. Tienen pilas todo el tiempo. Lo disfrutan muchísimo y si a esa edad van haciendo montaña tienen un futuro grandioso”. Más de 80 inscriptos esperan la siguiente cumbre en Tafí del Valle.