POLICIAL

PECADO

BENJAMIN BLACK

(RBA - Buenos Aires) 

El título original de esta obra es Snow, “nieve”. Con una primera versión, el autor obtuvo el Premio RBA de novela policíaca. Nos cuesta justificar que “nieve” se convierta en “pecado” en la portada de la edición en castellano. El cambio de título dirige la interpretación, a priori, hacia una condena religiosa, y debilita la alusión a un maravilloso cuento de James Joyce, “Los muertos”, donde la nieve lo cubre todo, pero también, lo revela. Es un motivo persistente: “…le pareció que la nieve llevaba cayendo desde hacía semanas no solo en el mundo, sino también en el interior de su cabeza; podía seguir cayendo sin cesar, constante, callada, mortal…” (229)

Benjamin Black es el seudónimo literario del célebre escritor irlandés John Banville (Wexford, 1945) con el que publica sus novelas negras. En una entrevista reciente se refería a esta dualidad: “A Banville no le interesa lo que la gente hace, sino lo que la gente es, y a Black le sucede lo contrario”. Sin embargo, en esta novela (de acciones) se cuela el Banville (profundo, de personajes) claramente en dos instancias, que coinciden con el cambio de la voz narradora.

Black inaugura aquí un nuevo inspector, el joven St. John Strafford, quien rompe con un estereotipo de investigador: es abstemio, no fumador, protestante y con hábitos saludables.

Un sacerdote católico ha sido brutalmente asesinado y castrado en la casa señorial de una familia de protestantes. Hay un tácito acuerdo entre los testigos para que la verdad no se conozca. Quienes deberían dar respuestas hacen las preguntas. Parecen representar un papel en una gran puesta en escena.

El malestar social da lugar a un trasfondo político religioso. En los años 1950’, los rencores siguen latentes. La fragilidad de la joven República de Irlanda se evidencia en las posturas que toman la prensa y la Iglesia frente al crimen. Hay un diálogo entre el Arzobispo y el inspector Strafford, salpicado de citas literarias, que es por demás revelador.

Banville/Black no subestima a sus lectores, les muestra los abismos de una mente enferma y el daño moral que puede llegar a causar, tanto que la palabra “pecado” es insuficiente.

© LA GACETA

María Eugenia Bestani