MISCELÁNEA

¿QUIÉN SOY YO PARA JUZGAR?

JORGE BERGOGLIO

(Origen - Buenos Aires) 

El libro –en cuya tapa dice “Escrito por el Papa Francisco”, sin que su nombre aparezca como autor– contiene una serie de escritos breves sobre temas candentes tales como los homosexuales, los fundamentalismos, la pederastia, el relativismo, el divorcio, la esclavitud moderna, etc. Debajo de cada texto consta el origen de ellos: partes de homilías; entrevistas realizadas en distintos medios, incluyendo los viajes en avión; encuentros con víctimas de abusos sexuales; discursos de distinto tenor dados en la Plaza del Vaticano, hasta algún párrafo extraído de la Encíclica Laudato si sobre el cuidado de la casa común, nuestro planeta.

Asombra que no figure ningún compilador, que no tenga un prólogo que explicite el criterio de la selección de tal material, ni contenga bibliografía alguna. Aun así el centro del libro parece estar en el amor por los pobres y lo heridos de corazón que es la consigna del Evangelio, de ahí su título tomado de una frase de Francisco.

Naturalmente que los conceptos del Papa son de una profunda y conmovedora convicción cristiana, misericordioso con todos, tolerante con los diferentes, amoroso con los olvidados. Abre los brazos de la Iglesia a los musulmanes, a los hermanos mayores los judíos, a los inmigrantes abandonados a su suerte, a los ancianos, a los niños. Sostiene que toda persona es libre y tiene derecho a ejercer la religión que desee, pero lo que no puede es declarar la guerra en nombre de esa religión.

Así como advierte que nadie tiene derecho a juzgar al otro, cualquiera sea el desvío en el que se encuentre, asegura con respecto a la pederastia que la Iglesia tendrá tolerancia cero. Se pregunta en la crítica al relativismo actual: “Si no hay verdades objetivas ni principios sólidos, fuera de la satisfacción de los propios proyectos … ¿qué limites puede tener la trata de seres humanos, la criminalidad organizada, el narcotráfico, el comercio de diamantes ensangrentados y de pieles de animales en vías de extinción?“. El papa Francisco convoca al pueblo católico a ampliar el corazón, es decir, reconocerse pecadores y no juzgar al otro.

Me atrevo a decir que la lectura de este libro acercará al fiel al espíritu de Francisco y le permitirá tener una visión más justa de la Iglesia actual envuelta en las complejidades del mundo contemporáneo.

© LA GACETA

Cristina Bulacio