Pasaba horas en la biblioteca municipal, dibujando y pintando lo que producía su imaginación. Y cuando volvía a su casa iba directo a la cocina para preparar postres, con los que sorprendía a su familia. Valeria Ale siempre fue una niña repleta de energía y con una multiplicidad de habilidades. Las 24 horas del día le resultaban pocas.

Esta niña, además de multifacética y estar encantada por todos los deportes que jugaba, tenía un don extra: el espíritu competitivo. Don que empezó a desarrollar en el colegio. “Jugaba con mis compañeros a tener asistencia perfecta, incluso llegamos a competir por quién era el primero en llegar, y gané. Todo tan lindo, otras épocas” recuerda con alegría Valeria.

Fue así que, a los siete años, inició su carrera deportiva practicando karate, en la que en apenas (también) siete años de práctica logró el cinturón negro y se coronó campeona nacional. A los 14 años se corrió hacia el taekwondo, al cual en sus primeros pasos veía la práctica como un juego, un pasatiempo. Ya más madura, a los 22, cambió su enfoque y empezó proponerse objetivos más exigentes.

“No imaginaba el lugar al que llegué, vivo el éxito de una manera distinta, soy rara, me dura poco la emoción. Al alcanzar un objetivo importante ya estoy en el que sigue” relató “Vale”.

La firmeza de sus convicciones la ayudaron a que el duro camino a sus objetivos sea franqueable. Para alcanzar un nivel óptimo de rendimiento deportivo, Valeria sabía que tenía que elegir correctamente, y eso implicaba dejar afectos y comodidades.

“Todo se resume a entrenar y descansar, no hay fiestas, no hay nada. Si te llaman para salir no podés hacerlo porque hay que entrenar, trabajar o estudiar, y el tiempo que queda es para descansar” aseguró la taekwondista, que destaca además el apoyo de Rodolfo Castillo, el maestro que la vio crecer, que supo entenderla y logró encausar sus locuras, y convirtió el mal humor de ella en energía que la impulsara hacia cada objetivo.

Valeria no tiene favoritos en el cine. “Miro cualquier película siempre que la historia capte mi atención”. Valeria no silencia al mundo que la rodea con la música de sus auriculares, escucha cualquier tipo de música, pero su compañía es la radio.

Los campeones saben lo valioso que es el tiempo libre, y Valeria, campeona panamericana y sudamericana, no es ajena a esos gustos de reyes. “Mi lugar en el mundo, desenchufada de todo, es una tarde en un spa, donde me mimen”. Para sus viajes no existe un destino habitual, siempre busca nuevos lugares, y más importante aún, trata de hacerlo en compañía de alguna amiga. Subir a la cima de los podios de América y el mundo no le quitó sus placeres más terrenales. “Me gusta salir a explorar, a conocer, y sobre todas las cosas, salir de compras”, confiesa Valeria.

Ella sabe que, en algún momento, podrá volver al karate o empezar otro deporte de contacto, pero por ahora su foco seguirá en el taekwondo. Y, como es licenciada en Nutrición, seguirá trabajando para promover una alimentación sana en nuestra sociedad.