BUENOS AIRES.- Tras nueve horas y media, Diego Lagomarsino terminó de declarar ante el juez Julián Ercolini por la causa en la que se investiga la muerte del fiscal federal Alberto Nisman.

El técnico informático respondió más de 150 preguntas ante el magistrado, el fiscal Eduardo Taiano y sus secretarios. Está acusado de ser “partícipe primario” del delito de homicidio por haber llevado al departamento del complejo Le Parc el arma con la que murió Nisman, una Bersa calibre 22 propiedad de Lagomarsino y con permiso vencido.

La indagatoria se llevó a cabo en el cuarto piso del edificio, que estaba totalmente blindado por pedido de Ercolini, que entre otras medidas prohibió el ingreso con celulares en el lugar.

Desde la semana pasada, el técnico quedó acusado de ser “partícipe necesario” del homicidio del entonces fiscal de la causa AMIA. Además, Taiano lo imputó por la tenencia “ilegítima” del arma “a sabiendas de lo que ocurriría”, es decir: su asesinato. Desde hace días, Lagomarsino utiliza tobillera electrónica con GPS, entre otras medidas restrictivas.

Interrogatorio

Taiano entendió que Lagomarsino formó parte de un plan criminal para matar a Nisman y él tuvo el rol de llevar un “arma amiga” para montar una escena de suicidio. Eso se pudo hacer, según el fiscal, por la relación de confianza de ambos.

El experto se mantuvo en su versión de los hechos sobre el día que le dio el arma al fiscal de la causa AMIA y aseguró: “Lo único que quise fue hacerle un favor”.

Lagomarsino reiteró que Nisman le pidió el arma “para defender a sus hijas”. Por ello, sostuvo que quien era su jefe le “mintió”: ellas estaban en Europa, lo cual Lagomarsino dijo que ignoraba.

Con respecto a la muerte del funcionario judicial, dijo que se enteró por un mensaje de WhatsApp que le envió su hermano al otro día de que le había acercado el revólver a Nisman.

“Él me preguntó -el 17 de febrero- si tenía un arma, y al responderle que sí, me pidió que se la prestara para la seguridad de sus hijas. Salí de Le Parc , fuí a mi casa, tomé el revolver, regresé al edificio y se lo entregué”, señaló.

El vínculo

Sobre la relación que tenía con Nisman, Lagomarsino la describió como “de amo y esclavo”.

“Me llamaba por teléfono hasta 30 veces por día”, describió, y hasta confesó que analizó con su terapeuta por qué no le podía decir que “no”. En este punto aclaró varias veces que “no tenían una relación homosexual”.

“Es lo peor que me pasó en la vida”, sentenció al referirse a la situación por la que está pasando. Lloró en varias oportunidades ante el juez.

“Todo esta investigación me arruinó la vida, por eso no consigo trabajo y estoy mal; no me importa más nada”, aseveró.

El experto en computación gana con $ 25.000 mensuales, que no le alcanzan para vivir, afirmó.

Otro momento crucial fue cuando habló acerca de la muerte de Nisman: “A esta altura no me importa lo que pasó, si lo mataron o se suicidó”, sostuvo.

Lagomarsino también explicó por qué tenía en Estados Unidos una cuenta bancaria, en el Merril Lynch, conjuntamente con el fiscal federal. “Nisman me pidió que ambos fuéramos titulares de la cuenta porque él era un hombre muy expuesto y, además, porque su madre estaba enferma y no podía asumir ese rol”, declaró el perito informático.

El fiscal Taiano quiso saber porqué había personal de la UFI-AMIA que no lo conocía, pese a que esa unidad judicial especial era encabezada por Nisman. El perito no respondió, pero aclaró que no conocía a todo el personal que dependía del fiscal e insistió en que él trabajaba para Nisman. “Yo no trabajaba para esa unidad, yo trabajaba para un amigo”, reiteró. (Télam, Infobae.com, Clarin.com, La Nacion.com)