El diseño de la corona de la Mater es el resultado de dos años de trabajo minucioso y compartido por el movimiento de Schoenstatt de Tucumán. La diadema realizada en oro macizo tiene cuatro grandes símbolos:

El santuario: en el centro de la corona, en la parte superior, el santuario de Schoenstatt aparece con su puerta abierta para que todos entren. En la punta, la cruz de Cristo y un triángulo que representa la mirada amorosa de Dios.

Las llamas: simbolizan el Espíritu Santo, que junto con el Padre y el Hijo, también en la corona, forman la Santísima Trinidad. Las llamas también representan el amor por la Virgen, que la familia schoenstattiana quiere contagiar a todos.

Las flores: son azahares porque el santuario está rodeado de fincas de limones, que son parte del sustento productivo de Tucumán. Las flores remiten al Jardín de la República, cuna de la Independencia de la patria.

La barra: representa la familia, que es la base de toda la sociedad y de la Iglesia. Todo el accionar de la vida de cada uno de los católicos tiene su fundamento en María, como Madre amorosa y Reina poderosa que protege a sus hijos.