Activos, inteligentes, curiosos y leales, los perros schnauzer miniatura también tienen un atributo menos deseable: son particularmente propensos a infecciones por ciertas micobacterias que, en algunos casos, podrían transmitir a sus dueños. Lo confirmaron investigadores del Conicet y de la UBA, quienes aislaron esos microorganismos sólo en mascotas de esa raza con cuadros sospechosos de tuberculosis, informó la agencia CyTA-Fundación Leloir.

“El hallazgo apoya la hipótesis de que esta raza presenta alguna alteración genética, en la respuesta inmunitaria, que la hace más predispuesta a contraer micobacterias que no son tuberculosas”, subrayó la doctora Soledad Barandiaran, investigadora del Conicet y docente en la Cátedra de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UBA.

Los patógenos aislados en estos perros (nueve en total) fueron Mycobacterium avium y Mycobacterium fortuitum. Un trabajo publicado en 2015 en la “Revista Veterinaria Argentina” describe dos casos de schnauzer miniatura de dos años y 18 meses, que experimentaron disminución de peso, diarrea, vómitos, anorexia parcial, decaimiento y aumento del tamaño de nódulos linfáticos, hígado y bazo. Ambos murieron, aunque los autores señalaron que el diagnóstico precoz puede conducir a un tratamiento antibiótico exitoso.

Según Barandiaran, la fuente de infección de las micobacterias no tuberculosas en los schnauzer puede ser el medio ambiente o el contacto con animales infectados, como aves y cerdos. Y aunque el riesgo de transmisión a humanos es bajo, no puede ser descartado por completo, sobre todo en pacientes inmunodeprimidos o bajo tratamiento con quimioterapia. “Es un riesgo potencial a tener en cuenta. Por eso es recomendable que las personas inmunosuprimidas, y también pequeños y ancianos convivientes con esos perros, sean derivados a consulta con el infectólogo”, recomendó la investigadora.

Del estudio liderado por Barandiarian también participaron científicos y profesionales del INTA, del Instituto de Zoonosis Luis Pasteur y clínicas veterinarias de Buenos Aires. Y fue publicado en el “Journal of Veterinary Diagnostic Investigation”.