Erika Lust estudió para ser directora de cine y ya sabía qué era lo que no le gustaba: el porno clásico, que, según la cineasta, "muestra mujeres rubias con vestidos ceñidos, labios rojos y pechos como sandías haciendo sexo oral como agradecimiento a un semental que le había arreglado el auto".

Así decidió hacer un experimento, según informó Infobae. Empezó a dedicarse al porno explícito, protagonizado por mujeres y hombres reales, capaz de provocar excitación sexual y, a la vez, capaz de transmitir "valores".

Una de las películas que realizó tuvo, en pocos días, más de 2 millones de descargas y ganó premios en festivales internacionales. Lust  ahora es conocida como la reina del cine porno feminista e independiente, un porno más cercano a las fantasías sexuales de las personas reales.

Hace 4 años cumple sus deseos: graba cortometrajes basados en las fantasías sexuales que le envían sus seguidores de todo el mundo.

"Hay que quitar esta idea de que el porno de por sí es cutre, feo, agresivo, fuerte, asqueroso. Lo que yo quiero mostrar es cómo las personas comunes nos relacionamos sexualmente con nuestros cuerpos y nuestras emociones", confesó la profesional de la pantalla grande.


Erika Lust es sueca, pero vive en Barcelona desde hace 20 años, donde tiene su productora y distribuidora de material porno. Está casada con un argentino, tiene dos hijas de 6 y 9 años y es la cabeza de un movimiento de mujeres que quiere cambiar la forma de hacer porno. Ese fue el eje de su charla TED, llamada "Change porno" y del protagonismo que tuvo en el primer capítulo de la serie "Hot girls wanted: Turned on", que lanzó este año Netflix.