“El Zorzal” mira y sonríe como si estuviera más allá del bien y del mal. Espera con paciencia de estatua que llegue la noche del domingo para ver bailar a sus tangueros de la plaza Urquiza, o al menos que algún comedido se acerque a darle charla o a contarle esta cosa nueva para él, las selfies. Hay quienes le pasan cerca y lo observan de reojo. Otros, atraídos por la novedad, se aproximan. Ahí aparecen Camila, “Lola” y Sofía, estudiantes de segundo año de la ESEA.

- Camila: “no, ni idea de quién es. Sí, alguna vez escuché su nombre, Gardel. Es un actor ¿no? De alguna película de los ‘80...”

- Lola: “síii, mi abuelo lo nombraba siempre, pero ni idea quién es”.

- Sofía: “no tengo la menor idea, nunca lo escuché nombrar”.   

Ciego, sordo y mudo, “El Zorzal” sigue sonriendo, a pesar de que Camila, “Lola” y Sofía coinciden en que tiene una cara llamativa, los labios morados y el pelo engominado les parece raro. “Imaginate en Halloween”, deslizan.

Las chicas aceptan que no deja de ser sorprendente el hecho de que no sepan quién es Carlos Gardel cuando estudian en una escuela en la que se enseñan artes, música y danza.

Por fortuna para Carlitos ha llegado alguien que sí lo conoce. Es Nelly Oviedo. La acompaña Carolina Zapata. Son las mamás de Luz y Valentina, otras dos alumnas de la ESEA que les pidieron sacarse una selfie “con el señor”. “Claro que lo conozco. Cómo no lo voy a conocer. Mi papá nos torturaba con Gardel tooooodos los domingos”, dice Nelly. Carolina se ríe y comparte una historia similar: “en mi casa era lo mismo: mi papá ponía siempre Gardel en el tocadiscos”. A esta altura de la charla con LA GACETA, Luz y Valentina ya están en el tobogán de la plaza y se han olvidado por completo del “Zorzal”

La pequeña Milán Antonela Rivero (7) le tiene pánico al autor de “La Cumparsita”. “No sé quién es, pero me da miedo su cara”. Inmediatamente aplaza la idea de su abuela, Ruth Rivero, de sacarse una foto con “El Morocho del Abasto”. Petrona Sánchez (57), en cambio, lo mira y hasta lo acaricia con un amor eterno. “Pero sí es Carlitos... Yo lo miraba de atrás y no sabía quién era, me imaginaba que podía ser (Justo José) Urquiza. Claro que lo conozco al ‘Zorzal Criollo’”, enfatiza.

Estas historias prometen multiplicarse a medida que los tucumanos sigan descubriendo la estampa del “Zorzal”, que se incorporó al paisaje de la plaza gracias a una iniciativa del municipio capitalino, de la agrupación Suri Tango y del grupo Acción Tanguera. Un detalle para corregir: al texto del cartel informativo le faltan seis acentos.