Básicamente la diferencia entre la Arboricultura tradicional y la moderna se basa en el conocimiento de la biología del árbol.

La arboricultura está rodeada de muchísimos mitos, los cuales siguen siendo nuestra tarea desterrarlos como profesionales, dijo Carlos Anaya, arborista egresado de Agronomía de la UBA.

“Todavía escuchamos hablar que los árboles se podan en invierno o durante los meses que no tienen erre, que hay que pincelar los cortes para que las heridas cicatricen, que los cortes deben hacerse al ras ó biselados para que no acumulen agua y se pudran, la poda fortalece a los árboles, los árboles cicatrizan, hay que rellenar las cavidades, que al momento de un trasplante hay que podar el sistema aéreo para equilibrarlo con el alterado sistema radicular, que el sistema radicular de un árbol es un espejo invertido de la copa … y muchos conceptos más”.

Alex Shigo es ingeniero forestal americano y, sin dudas, el padre de la arboricultura moderna y a él se deben entre otras cosas su visión del flujo de energía y de la visión del árbol como un sistema ordenado, enfocándose al mundo del árbol individual. Asimismo, a él se le debe su definición de la defensa a la pudrición en la base de una rama lateral, que dio origen a la práctica del corte correcto ya en los años ‘70 del siglo pasado.

En lo referente a la “planificación del arbolado urbano”, dijo que no se puede gestionar lo que no se conoce. “El primer paso para llegar a una planificación es un relevamiento cuanti y cualitativo de los eventos”, dijo.

Desde el punto de vista cuantitativo, se debe comparar, desde lo físico, la cantidad potencial de ejemplares que la ciudad puede soportar en su arbolado viario, respecto a los árboles existentes, a fin de determinar la población faltante.

Cualitativamente se van a obtener datos de especies, dasométricos, sanitarios y biomecánicos, teniendo en cuenta que cuantos más datos se recolecten, mejor será la información para el diagnóstico, pero también serán mayores los costos y tiempo operativos.

Asimismo, es de suma importancia valorar los datos relacionados con el entorno del árbol: tendidos aéreos, obras de tendidos subterráneos, señalética obstruída, veredas interferidas, etc, datos que nos permitirán, por ejemplo, daños asociados a especies o presupuestar corrección de conflictos.

Con los datos obtenidos se podrá hacer un diagnóstico a fin de llegar a la última etapa que es la planificación.

Se determinarán los ejemplares existentes, su estado sanitario y biomecánico evaluando el riesgo, cuantos árboles necesitan prácticas como, por ejemplo, de poda, extracciones, reposiciones.

Y también qué especies tienen mala adaptación y qué otras se podrán incorporar, para llegar a una adecuada biodiversidad analizando el punto crítico que es la selección de especies cumpliendo el axioma básico de “la arboricultura de plantar la especie correcta en el sitio correcto”, y pensando “cuál es la especie más adecuada para brindar, en cada caso, los máximos beneficios ambientales, sociales, psicológicos, económicos y estéticos con su implantación.