Alrededor de media hora tardó la manifestación en ir desde los Tribunales de la avenida Sarmiento hasta la Plaza Independencia. Cientos de personas marcharon abrazadas o de la mano, y en total silencio, para pedir justicia por el crimen de Matías Albornoz Piccinetti, una semana después de que fuera apuñalado.

Sus familiares marcharon al frente. Ellos y sus amigos más cercanos usaron remeras blancas arriba de los buzos y las camperas; es que a la hora de la marcha, el termómetro marcaba 12 grados. En el frente, la prenda tenía el escudo del colegio Gymnasium y una cinta negra. En la espalda, se veía al muchacho asesinado tocando la guitarra, rodeado de globos.

“Nos une el amor, no hay venganza, no hay olvido”; “Paver, siempre en nuestros corazones”; y “compañero Gymnasista, tu legado no se fue”, eran algunas de las frases que eligieron para colocar en carteles y pasacalles. Además, se repartieron vasos de plástico con velas. Al pasar por el frente del colegio del muchacho y de la esquina en la que fue asesinado -25 de Mayo y Santiago-, los asistentes apenas miraron de reojo, y se abrazaron más fuerte.