DOS FUNCIONES
• A las 21 y a las 23.30
en el teatro Alberdi (Crisóstomo Álvarez y Jujuy). Entradas 2x1 para los socios del Club LA GACETA.

Son jóvenes y talentosos; tienen 25 y 21 años, y desde hace nueve años que son inseparables en el camino de la magia. Comenzaron divirtiendo a sus amigos de pelotero y en cumpleaños familiares, como parte de un juego hasta que se transformó en una profesión. Los mendocinos Juan Cruz Forlizzi y Alejandro Díaz ya no tienen dudas: pertenecen al mundo de los trucos, a los que aderezan con humor familiar.

El Dúo Mágico Cruzale (unión de sus propios nombres) es la innovación que presenta esta noche la edición 14 de La Cumbre de la Risa. Los chistes clásicos estarán aportados por dos referentes cordobeses: Adrián Gómez (muy conocido por su personaje Pulenta) y El Mudo Esperanza.

El Dúo Cruzale acaba de ganar la instancia clasificatoria latinoamericana en magia de salón y el año próximo competirá en el Mundial de Corea del Sur. Pertenece a la nueva tendencia que le agrega momentos humorísticos a cada show.

“Antiguamente, los magos estaban vinculados al misterio y a las zonas oscuras, y eran para un grupo muy elitista, que debía ir a un teatro o a un castillo. Ahora surgió un nuevo estilo para adecuarse a un nuevo público, que mezcla la risa con el asombro y que está en todos los sitios, incluso en la calle y en fiestas. En nosotros se fue dando naturalmente este cambio, e incluso debimos innovar porque la mayoría de los trucos están pensados para una sola persona y nosotros somos dos que se complementan en el escenario”, explica Cruz en su visita a LA GACETA, con sólo un martillo, un clavo y dos juegos de naipes.

Díaz aclara que ellos no cuentan chistes ni son humoristas: “nuestro espectáculo es básicamente de magia y busca sorprender con tintes cómicos que le dan color a la rutina y se transforman en un eslabón clave de una cadena, que permiten una descarga emocional entre cada escena”.

- ¿Qué clase de magia hacen?

- (Juan Cruz-JC): no somos el artista de galera y conejo, ni cortamos al medio a nadie. Trabajamos un estilo diferente, con mucha vinculación con un público que participe y esté predispuesto a pasarla bien en un ida y vuelta muy dinámico. Relacionarnos con la gente como lo hacemos es un privilegio.

- (Alejandro Díaz-AD): intentamos nutrirnos de todas las escuelas y ramas, porque hay conceptos que están en una especialidad distinta a la nuestra y que están muy buenos de tomar. Queremos conjugar todo: transformaciones, desapariciones, mentalismo, magia visual, prestidigitación... Así como el humorista usa distintas técnicas para hacer reír, el mago las usa para asombrar y las debe tener a disposición para un show. Para nosotros como dúo, lo primordial es la esencia, con un contacto con el público a flor de piel, con mucha cercanía aunque sea en los grandes teatros como el Alberdi, donde mostraremos una rutina de media hora. La gente nos ve como somos naturalmente, lo que construye un vínculo.

- ¿Hay una escuela argentina?

- (JC) En realidad, prefiero hablar de regiones. Hay mucha diferencia en la creación de un efecto mágico entre lo que es Oriente y lo que es Occidente. La división es muy fuerte, ya desde cómo se la ve. Hay una gran potencia en la parte asiática actualmente, diferente de la de América Latina. Allá son muy perfeccionistas y trabajan con mucha manipulación porque desde niños desarrollan los músculos con los palitos chinos; mientras que en esta zona los espectáculos son más hablados.

- ¿Cómo definieron su estética?

- (JC) La gente nos veía sobre el escenario y ya éramos graciosos sin decir nada, por nuestra imagen. A partir de allí lo profundizamos, pero sin usar el lado burlesco. Pero no queremos que la risa opaque la magia, que es lo primero para nosotros.

- ¿Cómo definen al humor?

- (AD) Es una forma de ver la vida; a pesar de todo lo que nos pasa, tenemos que reírnos porque nos rodean muchas situaciones absurdas. El humor nos enseña que, en situaciones extremas, reírte te permite superar el momento. Uno de mis referentes cómicos es Charles Chaplin, y entre las influencias que recibí están las de los magos argentinos René Lavand, Pin y Carlos Barragán.