La obra de Rosalba Mirabella no es única; durante los últimos años sus técnicas y materiales de trabajos han variado, así como sus líneas de acción. Este miércoles, a las 20, en El Taller (Santa Fe 240) inaugurará una muestra conformada por decenas de dibujos, papel recortado y fotografías.
Los retratos de Mirabella son intervenciones, citas, como a las carbonillas de Lola Mora que expuso en “200 años de arte argentino”. Pero esas citas, vale aclarar, no sólo se vinculan a otros autores, sino también a movimientos y tendencias artísticas, como el neopop o el cómic. La vida cotidiana y hasta cierto intimismo están fuertemente presentes en las lecturas que pueden hacerse de su obra.
“El diario del sol rojo”, tal es el título de esta muestra, comprende tres grupos, según los materiales utilizados. “Pero hay una especie de hilo conductor a través, únicamente, del color rojo y la luz”, apunta la artista. Se tratan de trabajos realizados desde fines de 2015 hasta la actualidad.
Cuando se ingresa al local de barrio Norte, en la pequeña sala de entrada el espectador reconocerá una serie efectuada con papel recortado: “Retrato de dama, quizás Anne Charlotte Gauthier de Loiserolle”, de fuerte tono rojo, prácticamente saturado. “Retrato de gentilhombre veneciano” o “Joven mujer con loro” son algunas de las representaciones de pequeño formato (30 x 25 cm, cada una). “Lo que hice fue trabajar con las obras de una artista italiana del siglo XVII, retratista, Rosalba Carriera. Así como en otro momento tomé a Lola Mora, aquí lo hice con esta artista, a partir de la anécdota del mismo nombre. Como siempre me mantengo alrededor de lo figurativo, tomé, con intención al menos humorística, a esta artista de la “cuna del Renacimiento” (si bien ella ya es del período barroco), y empecé a trabajar con sus obras generando juegos de opuestos”, expresó Mirabella.
De papel
Pero la cita, debe advertirse, nunca es idéntica: hay una resignificación que actúa permanentemente, incluso sobre las mismas formas. Así pues, a la serie de gobernadores expuesta en el MUNT les faltaba el rostro y la identificación. En esa oportunidad, Mirabella dibujó con carbonilla el poder, directamente en las paredes. Ahora los retratos son planos cortados a tijera de papeles, con un fuerte rojo y naranja.
En la misma sala, se presentan obras más pequeñas (15 x 15), igualmente de papel, y que representan los cuatro elementos (fuego, tierra, agua y aire).
En la negra pared del fondo de la sala grande aparece una gran fotografía de su álbum familiar.
Luego, se podrá recorrer el políptico “Flamencos”, que son fotografías de distintas formas, pero de una misma escena realizada en una maqueta; en las imágenes intervienen los rayos del sol, con diferentes colores, pero también se presentan miradas opuestas de las mismas fotos (con acercamientos de cámara o fueras de foco). Esta intervención de los rayos se lleva a cabo en la vida real, con un montaje complicado en la misma sala, preparada y adaptada por la iluminación.
Mirabella pasa su obra por filtros y a la vez por distintas dimensiones. Por eso no sorprende la instalación “Elefante y niña 1” (una fotografía con una escultura delante).
Dibujos
En el recorrido se recomienda detenerse en una instalación con acuarelas y formas geométricas, donde se asientan los delicados dibujos. “Durante tres meses, hice un dibujo por día de mi vida ‘cotidiana’ digamos. Todos son registros de momentos que, de algún modo me tomaron por sorpresa, cada día”, relata la artista.
“La idea para el nombre de esta muestra me vino del recuerdo del primer libro de arte que me regalaron, creo que a los seis o siete años, que se llamaba así, ‘El diario del sol rojo’ (unos cuentos en base a las pinturas de Joan Miró, colección El arte para los niños)”, añade finalmente.