En 37 días, el 25 de abril, comenzará a correr el cronograma electoral nacional con el cierre del padrón provisorio. Y dentro de 97 días, el 24 de junio, vencerá el plazo para la presentación de las listas de precandidatos a diputados nacionales para participar de las primarias abiertas del 13 de agosto. Es lo que importa. Y aunque para alguna dirigencia todavía hay tiempo para pensar y definir los postulantes, la Cámara Nacional Electoral (CNE) empezó a preocuparse hace semanas por los comicios, más precisamente el 26 de enero, cuando dio a conocer tres acordadas extraordinarias apuntando a la transparencia del proceso electoral y que refieren a la provisión de boletas, medidas de seguridad y al conteo provisorio. Por ejemplo, instó a la utilización de dispositivos de geolocalización (GPS) en los vehículos que trasladen votos de cinco o más urnas. De esta manera, con las rutas previamente trazadas, cualquier desvío o detención prolongada sería sospechosa. La tecnología al servicio de la calidad institucional. Respecto del recuento provisional, la Cámara sugirió la digitalización y transmisión de los datos desde el propio establecimiento de votación para lograr una carga más amplia de información, más homogénea y representativa del resultado de la elección, sin posibilidades de manipulación mediante el orden de carga.

Todo eso sin que se llegara a aplicar voto electrónico, como pretendía implementar el Gobierno nacional. Para un paréntesis; un comentario de café, entre parroquianos peronistas al respecto: los macristas no pudieron impulsar con éxito su propia reforma electoral y pretenden apretarnos para que avancemos en la nuestra. Dicho con ironía.

La proyección dice tres a uno

Bien, está el cronograma, están las recomendaciones, resta lo mejor: los aprestos y las consideraciones políticas para definir los precandidatos en virtud de cómo se vayan dibujando los escenarios nacional y provincial. O sea; se viene el tiempo de los intereses particulares y de todo tipo de especulaciones políticas. Las charlas ya comenzaron, y se multiplican porque hay cruces de veredas a la hora de “semblantear” y de seducir a los propios y a los que hoy son adversarios. El enemigo de hoy, puede resultar el socio político de mañana; un título que es un clásico en la política. Por esto todos tienen que hablar con todos.

Para intuir hacia adelante, hay que mirar un hacia atrás; que es lo que se está haciendo por estas horas. Así, si se tienen en cuenta los resultados de 2015 para diputados nacionales (403.623 para el FpV y 264.071 para Cambiemos) y se los proyectan para octubre, el oficialismo provincial obtendría tres bancas y la oposición sólo una de las cuatro que se pondrán en juego. El cálculo surge de aplicar el sistema proporcional D’Hont con el detalle de que el FpV obtendría la tercera banca por una diferencia de 2.000 sufragios con respecto la oposición. Una diferencia tan exigua que justifica las pretensiones de la CNE, tal como la inclusión de un código de individualización automática en las urnas, según la tercera acordada.

Tres a uno. Es el resultado final con el que sueñan en el oficialismo para el 22 de octubre; y el que venden como factible en cuanta mesa política se hable del tema. Tal vez se apoyen en aquellos números para las elucubraciones, o tal vez apuesten a que los massistas salgan con lista propia y afecten las chances de los radicales y de Cambiemos. Un dato viene al caso: UNA, la expresión massista, obtuvo casi 190.000 votos para presidente en octubre de 2015.

El Frente Renovador provincial estuvo en la lista de Cambiemos en 2015, pero ahora no quiere saber nada con el radicalismo, más específicamente con Cano. Es nuestro límite; sostiene “Vitín” Arias, que denunció en la Justicia a sus ex socios de Cambiemos por una supuesta irregular rendición de cuentas. El referente massista sugiere la constitución de un tercer frente popular con una consigna: ni oficialismo nacional, ni oficialismo provincial. En ese tránsito tiene líneas abiertas con dirigentes de varios partidos y ya eligió a su candidata para encabezar la nómina que pueda armarse en ese espacio: Mariela Domenichelli.

Interna irremediable

Por el lado de la UCR, la competencia interna en las PASO es inevitable. Imposible de sortear porque los intereses en el medio son muchos. Lo admiten los propios correligionarios. Desde el lado del Nuevo Encuentro de la Militancia por la Democracia Social; los “boina blanca” del legislador Ariel García ya lanzaron el grito de guerra: participaremos de las primarias. O sea: competiremos con Cano; o no se la haremos fácil, o le embarraremos la cancha, o no estamos todos unidos. Tienen varios nombres para convertirlos en candidatos. Podemos mostrar gestión, otros no; arrojan el dardo desde este sector, con ironía respecto de sus pares que gobiernan la UCR.

¿Y del lado de los que conducen la UCR, cómo viene la mano? Hay muchos nombres, pero son más las especulaciones. Si se le consulta al titular del Plan Belgrano, revela que su postura personal es no ser candidato para que otros tengan su oportunidad de competir y, a la vez, que muestren lo que valen y cuánto pueden. Cano lo dice desde el lado del que piensa en que el crecimiento de otros dirigentes del radicalismo beneficia al conjunto. Si debo ser yo para que nadie crezca, eso es mezquino; sostiene para redondear su idea.

Sin embargo, su candidatura a diputado en primer término dependerá de si las proyecciones dicen que peligra la obtención de la segunda banca para el radicalismo -que renueva dos-; y en ese caso se verá obligado a jugar la partida poniendo su nombre otra vez a la cabeza de una boleta electoral. Si los peronistas ya están “vendiendo” que están cerca del tercero y las cifras de 2015 sostienen esos cálculos; la postulación de Cano pinta como irremediable.

¿Acompañado por quién? Desde el canismo sostienen que el radicalismo armará la lista y que el PRO se encolumnará a partir de un acuerdo político que se cerró en un par de reuniones capitalinas de las que participaron Rodríguez Larreta, Vidal, Sanz, Negri, Rozas y Peña, entre otros; y en las que se definió que donde gobierna el PRO los macristas definirán las listas; no así donde la UCR tiene preeminencia, como en Tucumán, porque dos de los escaños que se renuevan son radicales. Mensaje para Amaya, porque -como dijo un hombre de Alem- el radicalismo no aceptará al ex intendente al frente de la lista ni aunque lo pida el papa Francisco.

Las PASO de Cambiemos pintan atractivas, porque parece que habrá un todos contra todos y que los eventuales heridos tienen ventanas abiertas en otros espacios. Al margen, es tal la pelea que se viene que se rompen códigos; de hecho se está circulando por whatsapp un supuesto “informe reservado” sobre ocho dirigentes radicales, donde ninguno queda bien parado. Tal parece que, otra vez, en estos comicios todo valdrá.

La identidad del PJ

No le va en zaga la del oficialismo provincial, que debe aguardar cómo se resuelve el conflicto interno del justicialismo a nivel nacional respecto del kirchnerismo. Es un problema de identidad, ya que en el medio se juega si la sigla del frente peronista puede cambiar o no; porque se llamó Frente para la Victoria con los “K” adentro. Pero, si algunos en el PJ los quieren afuera, el nombre no tendría sentido. La resolución final implicaría un mensaje a la ciudadanía sobre si hubo limpieza, renovación o cambio; o si bien todo sigue igual. Propios y extraños siguen atentamente el desenlace; incluso Massa.

Los que no quieren aguardar para ver qué papel les dan son los kirchneristas y en ese sentido habrían resuelto armar listas propias en las provincias, al margen de las que definan los gobernadores peronistas. En Tucumán, los “K” no tendrán cabida. Ya fueron marginados. Alperovich ya renegó de Cristina y Manzur dijo que la ex presidenta ya fue; como para que se tenga una idea de por dónde irá la conformación de la nómina de diputados oficialistas.

Además, esa lista dirá -se especula- quién es “el jefe” político del espacio oficialista; Alperovich, Manzur o Jaldo. Tal vez ninguno quiera pelear por el mote, y prefieran que el terceto aparezca como el conductor del espacio. Nada más conveniente para enfrentar un proceso electoral que mostrarse unidos. Sin embargo, el senador muestra actitudes de caudillo político a la vieja usanza: cómodo en el papel del dirigente de consulta, al que todos buscan para la bendición y al que todos le deben favores y pleitesía. Doce años manteniendo una estructura aceitada no pueden generar otra cosa.

Manzur, por su lado, se siente cada vez más cómodo en su rol de gobernador, aun reconociendo la ascendencia que sobre él tiene Alperovich. Pero el ex ministro de Salud de la Nación da señales de que será él nuevamente el candidato a gobernador en 2019; según confesó un parlamentario oficialista. Un par de semanas atrás, en una reunión en UTA para celebrar la movilización a la Legislatura del 1 de marzo, Manzur dio a entender que apunta a los ocho años, y no a cuatro, al frente de la provincia. O sea, juntos por ahora, ¿enfrentados mañana? Pero para esa definición falta bastante.