Ante un escenario de extrema tensión -alimentado por el episodio que se vivió en la primera audiencia, cuando los familiares de las víctimas atacaron al acusado- la Justicia condenó a cuatro años y seis meses de prisión efectiva a Jorge Alberto Morelli por la tragedia de La Trinidad, en la que murieron seis personas por un choque. Además, se le dictó la prisión preventiva hasta que el fallo quede firme y se le prohibió manejar vehículos por 10 años.

El siniestro ocurrió el 8 de noviembre de 2014, cuando la Toyota Hilux de Morelli se cruzó de carril en la ruta 329 y chocó de frente contra un Fiat Palio. En este último vehículo viajaban Marcelo Hernández (21), Thalía Agulló (18), Miguel Lazarte (57), Julián Medina (14), Laura Pintos (14) y Miguel Villafañe (14). Todos ellos murieron.

Tras los informes periciales, nunca estuvo en discusión que la Toyota se cruzó. Lo que sí produjo contrapuntos fue el motivo. Desde la querella, a cargo de Diego Gómez y Gabriel Álvarez, se argumentó que Morelli iba con exceso de velocidad en una zona urbana, que llevaba varias horas conduciendo desde Santa Fe, que tiene problemas de visión y que sufre síndrome vertiginoso. Además, se recordó que en su sangre se hallaron metabolitos de cocaína, aunque no se sabe si fue por consumir estupefacientes o por masticar coca. En coincidencia con el fiscal Fabián Rojas, esta parte pidió cinco años de prisión efectiva por homicidio culposo, 10 años de inhabilitación para conducir y prisión preventiva inmediata, ya que temían que se fugara.

Desde la defensa de Morelli, a cargo de Pablo Rivera y Sergio Faiad, se esgrimió que el acusado no tuvo responsabilidad en el choque porque no había tenido intencionalidad de provocarlo y porque la ruta se encuentra en pésimas condiciones.

Afirmaron que en ese tramo el pavimento se angosta, lo que llevó a la Hilux a morder la banquina. Según los abogados, esto provocó que Morelli hiciera una maniobra brusca para devolverla al camino, lo que esto llevó a que se cruzara de carril. Ante la jueza Norma Cecilia Tasquer pidieron que se absolviera a su defendido. Sin embargo, también abrieron el paraguas y pidieron que, en caso de que lo hallaran culpable, le dieran la pena mínima.

El condenado se retiró entre los gritos de los familiares de las víctimas, que exigían verlo con las esposas puestas. Afuera, en tanto, esperaban parientes de fallecidos en otras tragedias vehiculares, que se acercaron a brindar apoyo.

“No estoy conforme con la pena, pero entiendo que no podía ser más dura”, se sinceró ante LA GACETA Daniel Hernández, padre de Marcelo, el conductor del palio.