Siempre es difícil suponer que en los grandes shows, con sus deslumbrantes estrellas, una costosa producción y con lo último de la tecnología, se produzcan algunos accidentes. Pero sí ocurren. En la gran noche de los Grammy, Adele no dio con el tono del tema “Fast love” que interpretaba en homenaje a George Michael, así que tuvo que parar la actuación y comenzar de nuevo, pidiendo disculpas al público y considerando su error como un insulto al artista.

La gran ganadora de la noche (conquistó cinco gramófonos), en su agradecimiento por el galardón al mejor álbum del año no dudó en homenajear a su rival, Beyoncé. Es más, rompió en dos el premio para darle una parte a la cantante estadounidense. “Mi álbum del año es ‘Lemonade’”, aseguró Adele, en referencia al trabajo de Beyoncé. “Es su disco más osado; estoy muy agradecida pero siento que una parte de mí murió porque la amo”, manifestó.

Durante la ceremonia, que se extendió durante más de tres horas, no pasó inadvertida la petaca que llevaba Rihanna y de la que bebía cada tanto, mientras bailaba algunos temas.

Pero tal vez el momento más tenso de la gala fue cuando tocaron Metallica y Lady Gaga. La diva del pop y el grupo heavy interpretaron una versión de “Moth into the flame” y ella dio muestras de su versatilidad. El show sufrió un gran problema de sonido porque la voz de James Hetfield, vocalista del grupo, no se escuchó y tuvo que usar el micrófono de la cantante. El malestar del líder de Metallica se advirtió cuando, al terminar el tema, pateó el micrófono y, enfadado, tiró literalmente la guitarra hacia donde estaban los técnicos y el personal de seguridad.

Otro de los grandes picos de la noche fue la actuación de Beyoncé, que se encuentra embarazada de gemelos. Vestida como una diosa dorada, la artista deslumbró con un gran espectáculo que homenajeaba a la maternidad y a todas las madres del mundo.

Durante el espectáculo se proyectaron hologramas de su madre, de su hija y de su hermana, que aparecían vestidas en tonos dorados. Sus temas agasajaron el respeto hacia la feminidad y el poder de las mujeres. “Esto es un matriarcado con mayúsculas”, declaró. Su madre, Tina Knowles, fue la encargada de presentar a su hija, que interpretó dos canciones de “Lemonade”.

David Bowie

Mientras tanto, el último disco del fallecido David Bowie, “Blackstar”, se alzó también con cinco Grammy, entre ellos mejor canción de rock por el tema que da título al álbum. Previamente, “Blackstar” había obtenido los premios a mejor álbum de música alternativa, mejor performance de rock, mejor ingeniería y mejor diseño de arte.

Chance the Rapper, de 23 años y procedente de Chicago, ganó la distinción a mejor nuevo artista. “Quiero dedicarle el premio a todo Chicago. Y recibo la victoria en nombre del Señor”, afirmó. Luego se llevó también un Grammy a la mejor interpretación de rap.

La Academia repartió premios en 84 categorías, mientras que la ceremonia contó con diversas actuaciones, como las de John Legend, Bruno Mars y el regreso de Daft Punk, junto a The Weeknd, luego de haber estado tres años alejados de los escenarios.

Fueron muy celebrados los tributos a los Bee Gees y a Prince, además del accidentado homenaje a George Michael.

Lo política dijo presente

El dúo mexicano Jesse & Joy se alzó con el gramófono al mejor álbum de pop latino por “Un besito más”, galardón que dedicaron a todos los hispanos y a las minorías estadounidenses.

Varios artistas se manifestaron políticamente en alusión al nuevo presidente del país. En la apertura de la ceremonia, el anfitrión, James Corden, protestó por las políticas de Donald Trump, a lo que Jennifer López se sumó y alentó a los artistas a que “eleven sus voces, ahora más que nunca”. Los veteranos raperos y hiphoperos de A Tribe Called Quest, además de destruir un muro calificaron a Trump de “presidente agente naranja”, en un juego de palabras con su bronceado y el gas utilizado durante la Guerra de Vietnam. Otra que derribó un muro fue Katy Perry: en los restos se proyectaba un mensaje de la constitución norteamericana.

Diego Torres y Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur con Illya Kuryaki & The Valderramas, representaron a la música argentina, aunque no pudieron obtener un gramófono en sus respectivas categorías.