A la escasa utilización de los recursos para las personas con capacidades especiales, la ciudad suma -en algunos casos- la impericia al momento de colocar estas señalizaciones. Uno de los ejemplos que abrirá una polémica es lo sucedido en la vereda del palacio de Justicia, frente a la plaza Yrigoyen.  

“Es una desvergonzada paradoja, porque instalaron una serie de baldosas  con ‘botones’, que se usan para indicar advertencia (cambio de dirección o de nivel), que fueron colocadas aisladamente y sin criterio técnico”. Así se expresó la arquitecta Josefina Ocampo en referencia a la instalación del piso podotactil en la vereda del edificio.

El año pasado, la experta recibió el Galardón Internacional de Buenas Practicas de Accesibilidad 2016, Fundacion “Design For All”, en Barcelona, España. “Se trata de un error de selección -aseguró Ocampo-, ya que son las baldosas con formas de ‘vainilla’ (como las instaladas en la peatonal Mendoza) las que se utilizan para guiar la circulación. Están pésimamente colocadas; todo eso parece más bien una guarda decorativa, cuando en realidad tiene todo un fundamento técnico por detrás en su colocación. Lo que hicieron no sirve”, planteó.