La campaña de 2016 quedará en la historia de Estados Unidos por muchas razones, pero financieramente será recordada porque fue la más cara, porque un magnate se convirtió en el candidato que menos recaudó en una década y media y porque los grandes donantes se vieron más tentados por las elecciones legislativas que por la presidencial.

La reconocida organización Center for Responsive Politics ya pronosticó que las campañas de 2016 costarán U$S 6.600 millones, unos 86,5 millones más que en 2012, si se ajusta por la inflación de los cuatro años. Cada elección general en Estados Unidos se vuelve más cara que la anterior, y este año no será la excepción. Pero por segunda vez consecutiva, la gran mayoría de los dólares se concentrarán en la disputa por el Congreso, no la Casa Blanca.

Según el análisis que hizo el Center for Responsive Politics sobre los datos oficiales hasta finales de septiembre, la campaña de Trump recaudó U$S 169,5 millones, una cifra sólo equiparable a la elección de 2000, cuando las reglas de financiamiento electoral eran más estrictas.

Esta cifra se vuelve aún más sorprendente cuando se agrega el dato inédito de que el magnate inmobiliario inyectó 56 millones de su propio dinero a la campaña, es decir más de un cuarto de los fondos recaudados por su equipo.

La campaña de Hillary Clinton, en cambio, tiene a toda la primera línea del Partido Demócrata encabezando eventos de recaudación, a veces más de uno por día, a lo largo y ancho del país.

En total, desde el inicio de la campaña presidencial hasta el 30 de septiembre, la candidatura de Donald Trump sumó un total de U$S 423,2 millones, de los cuales la mayoría los recaudó el Partido Republicano y grupos o personas independientes, según publicó recientemente la cadena de noticias Bloomberg.

Muy diferente es el panorama en el campo oficialista. Clinton sí estuvo a la altura de las predicciones iniciales y hasta septiembre había recaudado, junto a su partido, grupos empresariales e individuos, unos U$S 911,3 millones.

Hasta finales de septiembre, la campaña de Clinton había gastado exactamente el doble de dinero que la de Trump.

El Center for Responsive Politics proyectó que la campaña presidencial costará más de U$S 2.500 millones, pero el grueso del dinero de este año electoral se destinará a las carreras legislativas, que podrían consumir más de U$S 4.000 millones, otro récord histórico.

Según esta organización especializada, la mayoría del dinero este año provino de empresas, grupos creados ad hoc e individuos que no donan sus dólares a las campañas, para ser utilizados a discreción del candidato o candidata, sino que los usan para comprar tiempo en los medios y difundir spots propios, o realizar su propio trabajo de base en favor de uno o varios candidatos. En 2012, estos grupos e individuos externos habían recaudado hasta finales de septiembre unos U$S 67 millones para las campañas por la Cámara de Representantes. Este año, en el mismo período, la cifra ya supera los U$S 120 millones. La mayoría de este dinero apoyó a candidatos republicanos. (Télam)