Los árboles están mucho más arriba todavía, cuando se llega a esa especie de cima que ahora se hizo accesible. Se pueden ver el cielo, las hojas que se desprenden de la vegetación y si se tiene suerte es posible escuchar o avistar urracas, reina moras, reyes del bosque y hasta tucanes. Y si se mira para abajo, se descubre el agua cristalina de un arroyo que está a unos 20 metros de distancia y que surca las laderas entre enormes piedras verdosas. Antes sólo experimentados o jóvenes despreocupados podían llegar o cruzar el tercer funicular de Horco Molle. Pero desde ayer todos pueden hacerlo y tienen la posibilidad de sentir el corazón de la yunga, ya que autoridades del Ente Tucumán Turismo, el Ministerio de Turismo de la Nación y la Universidad Nacional de Tucumán inauguraron allí un puente sobre el funicular, con mallas y barandas de hierro, de unos 77 metros de largo.

El viaducto fue financiado con aportes del Ministerio de Turismo de la Nación y del Ente de Turismo de la Provincia, y está emplazado en el extenso terreno que compone el Parque Sierra de San Javier, propiedad de la UNT. Este es el tercero que se habilita hasta ahora, ya que los dos primeros fueron inaugurados en 2014. La construcción de los puentes se enmarca dentro del Programa Ecosendas, que tiene como objetivo fortalecer y diversificar la oferta vinculada al ecoturismo, aprovechando las bondades del variado paisaje de los cerros tucumanos.   
  
La inauguración también se hizo en el marco del Día Internacional del Turismo, que este año se celebra bajo el lema “Turismo para todos, promover la accesibilidad universal”. “Esto no es nada nuevo: las ecosendas están en todas partes del mundo y en varios lugares de Tucumán. Lo que hicimos con esta obra es dar accesibilidad, tanto a familias con niños, como a turistas experimentados. La idea es ir sumando servicios y sendas de largo trayecto, pero siempre trabajando de una manera que no afecte nuestro entorno”, dijo Sebastián Giobellina, presidente del Ente Tucumán Turismo, luego de cortar la cinta de inauguración, junto con funcionarios universitarios y de la Legislatura provincial. Al terminar el acto, Giobellina informó que se trabaja en paralelo en otras sendas, ya que la idea final es unirlas a todas.

Carlos Ricardo Viola, director de Obras e Infraestructura Turística del Ente, detalló que en el puente que se construyó durante unos tres meses, con el trabajo de la cooperativa El Tricolor, se gastaron $ 239.000. Añadió que no sólo se hizo esa construcción, sino que también se arregló el camino, se puso en valor piezas que son testimonios férreo ingenieriles que permitieron la construcción del tendido del funicular (una tolva y una cabina de personal de comando) y se instaló nueva señalética interpretativa a lo largo del sendero. “Por otra parte, esta obra también sirve para descomprimir otras sendas, como Puerta del Cielo y Senda Vieja”, agregó Viola.

Al camino lo recorren constantemente grupos de turistas y jóvenes estudiantes; algunos pisan por primera vez esos túneles de vegetación previos a los primeros puentes, que no son difíciles de recorrer. Para llegar al tercero hay que cumplir con una caminata de unos 40 minutos, a paso lento, que incluye cruces pedregosos por arroyos, caminos empinados y otros con sólo una pequeña inclinación, donde se toma aire para seguir marchando.

Para el guardaparques Manuel Pachado este sendero, que está abierto de 8 a 18, es apto para familias, ya que no tiene mucha dificultad. “Hay que traer agua para hidratarse, calzado y ropa cómodos. Se lo puede hacer en 25 minutos o en 1 hora, eso dependerá de si se quieren quedar a tomar algo o sacarse fotos. Eso sí, siempre tienen que respetar las reglas: no hay que tocar la flora ni la fauna. Hay que disfrutar de buena manera”, agregó Pachado.

La historia

El sendero del funicular transita sobre un proyecto inconcluso que se planteó entre los años 1948 y 1955, con el objetivo de vincular dos polos universitarios ubicados uno en el piedemonte (Horco Molle) y otro en San Javier, donde se proyectaba la Ciudad Universitaria. Consistía en un tendido ferroviario de aproximadamente 3 km con seis viaductos o puentes para salvar las distintas quebradas y arroyos.


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Cómo debe actuar el visitante 
“La riqueza del parque está en la biodiversidad, pero no solamente de  árboles, arbustos y pastizales, sino también en avifauna: posee el 70%  de la biodiversidad de Las Yungas, que se encuentra representado en aves como cabeza castaña, urracas, reina mora, rey del bosque y hasta tucanes, avistados por turistas y por personal del parque. Quiere decir que hay una buena conservación del hábitat”, describe el director administrativo a cargo del Parque Sierra de San Javier, Manuel Imbert. Por otra parte, Imbert mencionó el episodio cuando un caraguay intentó morder a un hombre, y ante ello recomendó que quienes visiten el parque deben comportarse responsablemente, ya que no hay barreras físicas que lo separen de los animales. “Si ven un reptil, un caraguay, una serpiente, hay que dejarlos, no molestarlos, ni tocarlos con palos. Ellos tratan de huir de las personas. Sólo atacan si se sienten amenazados o acorralados, advirtió el profesional.

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