Es mi destino
piedra y camino
De un sueño lejano y bello,
viday
soy peregrino

En las montañas tucumanas el ajetreo es incesante. En el destino de piedra y camino -ese del que habla Atahualpa Yupanqui en su zamba- confluyen muchos. Es que, aunque la mayoría de la gente lo ignore, cada vez más personas se cuelgan una mochila y emprenden una travesía, a pie, por los cerros. Y ahí, donde el alma se hace viento, se encuentran consigo mismos. Años atrás, unos pocos aventureros lo hacían siempre. Hoy, cada fin de semana, alguna tropa emprende el periplo.

Al punto que las agencias de expediciones y las escuelas de corredores de montaña organizan excursiones de modo habitual. En muchos casos, se ponen en contacto con los lugareños, quienes alistan sus casas para recibir a los viajeros. Un mate caliente, un trozo de pan casero y un plato de guiso bastan para ahuyentar el cansancio. A sabiendas de esto, hace unas semanas el Gobierno provincial le dio forma a un proyecto para acondicionar y darle valor a un sendero de 80 kilómetros, que une las ciudades de Yerba Buena y Tafí del Valle. Se trata de la misma senda que ha sido usada por los de siempre, y que es usada por los de ahora. Incluso, su pasado se remonta a épocas precolombinas. Atraviesa las localidades de San Javier, La Sala, El Siambón, Anfama y La Ciénaga.

El bosquejo contempla mejoras en los albergues existentes en Anfama (conocidos como el de las familias Rasguido y Chocobar). “Ambos alojan a los senderistas. Los ayudaremos a que mejoren sus prestaciones”, dice Sebastián Giobellina, presidente del Ente de Turismo de Tucumán. Más arriba, en La Ciénaga, proyectan arreglar una escuela, con el objetivo de convertirla en un albergue de montaña. Y como en esos parajes los celulares se quedan sin señal, dicen que colocarán una radio. La inversión ronda los $ 500.000, y será aportada por el Ministerio de Turismo de la Nación.

Ahora, corresponde escuchar a los lugareños y a los caminantes de montañas, que son quienes transitan por esos lares. El corredor de aventuras Sergio Acuña, por ejemplo, interpone una inquietud: “me genera temor que gente poco entrenada se largue a hacer este tremendo recorrido”. Según él, se trata de un circuito que requiere preparación, sobre todo para el tramo que va desde Anfama hasta La Ciénaga.

También el guía Martín Merino -de Rumbo Norte, una empresa de expediciones- coincide con esa observación. Primero, aclara que la caminata hacia Anfama es de las más esperadas del año. Y luego advierte que se trata de un viaje sin margen para improvisar. “Entre un pueblo y el otro hay muchos kilómetros”, dice.

De acuerdo a los cálculos, a un ritmo de trekking, el recorrido completo puede prolongarse durante unos tres días y dos noches. En ocasiones, el itinerario puede comenzar en Raco. Así las cosas, se evitan los ascensos de Cuesta Vieja y del Telégrafo.

Hace unas semanas -justamente-, la corredora Luciana Müller recorrió las montañas que van desde El Siambón hasta Anfama. Eso le insumió unas siete horas. Volvió fascinada. Fascinada de sentirse capaz de llegar hasta donde sus piernas la quieran llevar. Fascinada de saberse capaz de tocar el cielo con las manos. Fascinada de las montañas, del río, de las piedras. “Lo mejor de todo es el paisaje. Es precioso”, cuenta.

Don René Ramón Romano es cacique de Mala Mala, un poblado indígena que desemboca, a través de otra trocha, en Tafí del Valle. Para él, la noticia de mejoras en las vías de comunicación es bienvenida. “Me parece buenísimo. Nuestros antepasados usaban estas rutas hace cientos de años. Hoy, han sido abandonadas por los gobiernos. Necesitamos que se invierta en los caminos, que se acorten las distancias”, dice. Luego cuenta que el poblado en el que vive se conecta con la localidad más cercana únicamente a lomo de mula, tras una cabalgata de más de tres horas.

Otro que se ha habituado a ensillar es el médico de montaña René Bravo Zavaleta. Desde su perspectiva, en varias partes del camino que se acondicionará han habido derrumbes. Pero hasta ahora, no les ha quedado otra que avanzar. Así que aplaude las mejoras, pero pide cautela para intervenir en las tierras indígenas.

En octubre pasado, la Asociación Argentina de Montaña había presentado ante el Ente de Turismo una propuesta para señalizar rutas de trekking, con el objetivo de convertir a esta provincia en la capital del senderismo. En definitiva, como decía Yupanqui, “como sombra en la sombra por esos cerros, el arriero va”...