La Fundación Miguel Lillo presentará hoy un conjunto de once importantes libros que forman la “Colección del Bicentenario”, impresos con su sello editorial. El acto se realizará a las 11,30, en el microcine de la institución, en Miguel Lillo 251.
La Fundación expresó que, con esta entrega, “aspira a que obras agotadas hace mucho tiempo y escasamente disponibles en bibliotecas, vuelvan a estar al alcance del público en general”. Entiende que, de ese modo, “el homenaje al trascendente aniversario patrio es, a la vez, un homenaje a la cultura de Tucumán”.
Se trata de destacados títulos de la bibliografía de nuestro pasado, reeditados varios de ellos en facsímil y precedidos por prólogos sobre los autores y los contenidos. Las tapas fueron diseñadas por Sebastián Rosso.
”Ensayo” pionero
El primer título de la Colección, es el “Ensayo histórico sobre el Tucumán”, obra de Paul Groussac. Cronológicamente, se trata de la primera obra integral sobre nuestro pasado. Su autor lo confeccionó para abrir aquella célebre “Memoria histórica y descriptiva” de la provincia, que se editó en 1882, y también se imprimió por aparte.
Estudia el acontecer tucumano desde los orígenes hasta los comienzos de la Organización Nacional. Fue el punto de partida de la carrera de historiador del célebre maestro francoargentino. Lo elaboró luego de consultar, por primera vez, los antiguos documentos tucumanos, además de utilizar la entonces escasa bibliografía nacional a su alcance. Cuando apareció, Nicolás Avellaneda no dudó en afirmar: “no conocemos otro libro que haya, de esta manera, contado el pasado y el presente de una provincia argentina”.
“La ciudad arribeña”
El segundo título que se presenta, es “La ciudad arribeña. Tucumán 1810-1816. Reconstrucción histórica”, por Julio P. Ávila. Al confeccionar este volumen, de cerca de 500 páginas, Ávila tenía el propósito de “reconstruir nuestro pasado histórico, en el período comprendido entre 1810 y 1816, en todas las manifestaciones de la vida comercial, industrial, social, política y económica de la provincia de Tucumán, así como la participación de este Estado en la guerra de la independencia”. Así lo declaró en el prólogo del libro, editado en 1920 en las prensas de LA GACETA.
Armado en base a documentación de primera agua, es un clásico de nuestra historiografía y sigue conservando enorme interés por encima del paso de los años. Además, esta edición de la Fundación Lillo lo enriquece con el anexo “Hojas de laurel del escudo de Tucumán”. Es un trabajo temprano de Ávila referido la batalla del 24 de setiembre de 1812, y constituye una verdadera rareza bibliográfica.
Primera “Geografía”
En 1925, apareció la “Geografía general de la provincia de Tucumán, conteniendo todos los últimos datos oficiales”, del ingeniero geógrafo Antonio M. Correa. Hasta entonces, no existía una obra que estudiase el tema en profundidad, y por cierto que su única edición se encontraba agotada desde ya hace muchos años. Hay que recordar que Correa fue también autor del primer mapa completo de la provincia de Tucumán, ejecutado en 1888 y que fijaba, también por primera vez, los límites de nuestro territorio. Su ”Geografía” fue, durante décadas, el único trabajo en la materia, de consulta obligada para los estudiosos, además de constituir una inapreciable ayuda para los docentes.
Lizondo Borda y Granillo
El cuarto título de la Colección del Bicentenario, es la “Breve historia de Tucumán. Del siglo XVI al siglo XX”. En este libro, el destacado historiador tucumano, doctor Manuel Lizondo Borda, quiso compendiar aquel trabajo pionero en cinco tomos, que había publicado entre 1930 y 1948, y que contenía la historia de Tucumán desde los inicios hasta fines del siglo XIX.
Su “Breve historia” apareció en 1965, un año antes del fallecimiento del autor. Había querido, decía, que su tarea se sintetizara en un volumen, poniendo “al alcance de estudiantes, maestros y gran público”, todo lo que “in extenso tenía escrito, publicado o inédito”.
El jurisconsulto riojano Arsenio Granillo, radicado en esta ciudad, confeccionó en 1870 un trabajo titulado “Provincia de Tucumán. Serie de artículos descriptivos y noticiosos”, con destino a la Exposición Nacional de Córdoba. Buscaba, decía, informar al inmigrante sobre “Tucumán en todas sus fases”, a fin de que “si deseara venir a explotar sus producciones o ejercer su industria, tuviera un conocimiento perfecto del país en que va a vivir”. El trabajo se editó originalmente en 1872, y fue el primer libro destinado a describir nuestro territorio
Jaimes Freyre entero
Durante su estadía de veinte años en Tucumán (1901-1921), el distinguido literato altoperuano Ricardo Jaimes Freyre descubrió su vocación de historiador. Sin abandonar la lírica ni la docencia, desarrolló esa veta hasta entonces escondida. La enfocó sobre el pasado de esta región, desde el más remoto hasta los comienzos de la etapa patria, trabajando tanto los inéditos documentos locales como los que descubrió en los archivos españoles.
La Colección del Bicentenario resolvió reeditar todos sus trabajos sobre nuestro pasado, distribuyéndolos en dos gruesos tomos. El primero contiene “Historia del descubrimiento de Tucumán, seguida de investigaciones históricas” y “El Tucumán del siglo XVI, bajo el gobierno de Juan Ramírez de Velazco”. El segundo trae “El Tucumán colonial. Documentos y mapas del Archivo de indias” (que fue su último trabajo sobre la época virreinal), además de “Tucumán en 1810. Noticia histórica documentos inéditos”, y la “Historia de la República de Tucumán”.
“Tucumán antiguo”
Entre las no demasiadas novelas de ambiente tucumano, la Colección compiló en un tomo, con el título “Tres novelas tucumanas”, otras tantas de esas producciones: “Fruto vedado”, de Paul Groussac (1884); “Chavela. Novela histórica argentina”, de Jorge Söhle (1903) y “Fruto sin flor”, de Juan B. Terán (1921). Agotadas hace mucho tiempo, cada una de ellas tiene un interés que justifica su rescate. La primera está cargada de elementos autobiográficos; la segunda discurre en torno a un auténtico romance local de la época rosista, y la tercera ofrece un cuadro de la vida provinciana en el primer decenio del siglo que pasó.
En 1902, el doctor Julio López Mañán –eminente figura de la Generación del Centenario- reunió en “Tucumán antiguo. Anotaciones y documentos”, trabajos que en su mayoría habían aparecido en la afamada “Revista de Letras y Ciencias Sociales”, que redactaba con Terán y que dirigía Jaimes Freyre. Son ampliamente reveladores de su singulares condiciones de historiador y de ensayista, que la profesión y la política le impidieron desarrollar en plenitud. Modestamente, López Mañán calificó sus páginas como “notas de colorido local”, ordenadas “para ofrecer al lector impresiones diferenciadas, ya por la diversa antigüedad de los documentos comentados, ya por la originalidad de sus asuntos, a veces extravagantes”.
Documentos y miradas
La Colección quiso difundir también la documentación completa sobre el Congreso de Tucumán, que no es de fácil consulta para el público. Compiló así, en el grueso tomo “Las sesiones del Congreso. En Tucumán, 1816 y en Buenos Aires, 1817-1820”, los textos que registraron las deliberaciones del célebre Congreso de las Provincias Unidas. Así, reproduce la crónica de todas las sesiones tucumanas, que –extraviado el libro de actas- sólo se conocen por “El Redactor del Congreso”, además de las actas secretas y las correspondientes a la etapa porteña de esa asamblea, cuyas reuniones cesaron en 1820.
“Miradas sobre Tucumán. Antología de textos”, se titula el último tomo de la Colección del Bicentenario. Se buscó allí compilar, ordenada cronológicamente, una selección de la gran cantidad de textos -de diversa extensión- que trataron múltiples aspectos de Tucumán, en su ciudad capital o en su interior, a lo largo del tiempo. Los firma una serie variopinta de autores, algunos de nombradía. Fueron rescatados de capítulos de libros, de diarios y de revistas.