Amarillas, rosadas y blancas, las copas de los lapachos parecen tener su propio reflejo, cuando algunas de sus flores se desparraman por las calles de Tucumán.

Sin embargo, esta cualidad paisajística que tiene la especie, no es el único don con el que crece -a veces hasta 30 metros de altura- sino que además tiene beneficios medicinales. 

María Inés Isla, doctora y profesora en la facultad de Ciencias Naturales, miembro de Inquinoa y el Conicet, reveló que se realizaron ciertos estudios científicos donde se demostró que, a partir del proceso de decocción de la corteza o de las flores, el lapacho podría prevenir el crecimiento de tumores, debido a su composición química que tiene nastoquinonas, como el lapachol o lapachona.

"Los resultados de las investigaciones aún no son precisos, ya que, cuando se probaron en humanos, hubo una gran variabilidad de respuestas. Hay que determinar el mecanismo de acción, pero lo que se va viendo es muy alentador", sentenció la doctora Isla.

También se comprobó, con la aplicación en animales y hombres, que funciona como antiinflamatorio y cicatrizante. 


Popularmente se dice que el lapacho tiene como función actuar como laxante, hipotensor e hipoglucemiante. En el campo se realiza un té al que llaman "Té de los domadores", porque se aplica sobre una quebradura o una contractura y el dolor disminuye y los alrededores de la herida se desinflaman.

Características


El lapacho rosado es nativo de Tucumán, mientras que el amarillo es argentino y se desarrolla en zonas como Salta, Jujuy y en el  Chacho serrano.

Ana Levy, encargada del Jardín Botánico de la Fundación Miguel Lillo, dijo que el lapacho revela la identidad de Tucumán.

"Al ser un árbol nativo del norte ya nace adaptado al clima y es un elemento identitario. Los turistas buscan ver algo nuestro", afirmó Levy.

Él lapacho puede ser plantado en veredas medianas o grandes de tres metros y medio de ancho, con una base de 60x60 centímetros como mínimo. En general, la semilla de esta especie cae y con la primera lluvia ya comienzan a germinar.

La planta, cuando está crecida, da una buena sombra y son elegidos por los horneros, quitupíes y benteveos por la altura para realizar sus nidos. Por lo tanto, zonas como la avenida salta o la calle San Juan, se ven pobladas de aves.