“Atrevida”. Esa fue la palabra que eligió un investigador para definir a la “Gorda Noelia”, la mujer de 39 años que quedó detenida al estar acusada de ser integrante de una organización dedicada a la venta de droga en el barrio Juan XXIII (La Bombilla).

El miércoles por la noche, personal de la División de Delitos contra la Propiedad, la observó con un bolso negro subiendo a un vehículo con vidrios polarizados. Cuando requisaron el bolso, se dieron cuenta que allí llevaba droga. Según consta en el expediente judicial, encontraron en total 550 gramos de marihuana (fraccionados en bagullos y en un solo pedazo), 364 gramos de cocaína (distribuidos en 114 ravioles y 262 gramos de pasta base) y 15 blisters de dipirona, sustancia para estirar la droga.

El hallazgo se concretó a menos de un año de que la “Gorda Noelia” fuera detenida por otra causa vinculada a drogas. En esa oportunidad, personal de la Dirección General de Drogas Peligrosas (Digedrop), al mando del comisario Jorge Nacusse, secuestró en su vivienda 42 kilos de marihuana y cinco de cocaína, armas y una importante cantidad de dinero en efectivo. A los pocos meses de haber sido detenida, la Justicia Federal le otorgó el arresto domiciliario.

“Ahora están en desgracia, pero perdieron poco. Hay mucho más detrás de esto. Investiguen para que saquen toda esta mugre del barrio”, pidió Laura, una de las vecinas que se comunicaron con LA GACETA para hablar sobre la detención de la mujer.

Su sorpresiva y hasta casual detención alteró los planes en una fuerza nacional. Ellos, desde hace meses, investigaban a la mujer como el segundo eslabón de una organización dedicada al narcomenudeo en “La Bombilla”. Es, según su criterio, la más grande de ese populoso barrio y viene operando desde hace muchos años.

Ostentación y algo más

La banda, siempre de acuerdo a los pesquisas, era liderada por la madre de la “Gorda Noelia”. Ella, según los datos reunidos por la fuerza nacional, se encargaba de aceitar los engranajes del negocio familiar. Un hermano, en cambio, tenía como misión recorrer diariamente los 15 puestos de venta que tenían en el barrio. Además, a través de otro pariente, que sería primo de la detenida, también tendrían quioscos en el barrio 11 de Marzo, al sur de la ciudad.

Esos datos fueron corroborados por los investigadores de la policía local. A la arrestada, según trascendió, la investigaban por otro delito: el crimen de un joven. Al parecer, sus soldados -hombres contratados por la organización para que se encarguen de custodiar los puntos de venta y perseguir a los deudores, entre otras tareas- fueron los que ultimaron a un joven que había ido a comprar droga. No está confirmado si fue ella la que dio la orden para que lo ultimaran por alguna razón en particular.

“Ellos desde hace mucho tiempo que se están enriqueciendo matando a nuestros jóvenes. Son una vergüenza. Es una familia entera que vive muy bien de esto”, sostiene Josefina, otra de las habitantes del barrio que se animó a hablar. “Lo hago porque estoy harta de ver con la impunidad que se manejan”, dijo en una charla telefónica.

En una familia siempre existe el integrante que le gusta mostrar todos sus “logros”. La mayoría de ellos lo hacen a través de las redes sociales. El hermano de la sospechosa es un caso típico. En su cuenta de Facebook mostró, por ejemplo cómo fue creciendo. Deja en claro que le encanta la vida nocturna y que en cada salida disfruta tomando champagne y cerveza importada, especialmente de una marca mexicana.

Su primer auto fue un Fiat Uno tres puertas, pero ahora no oculta que recorre las calles de la ciudad a bordo de un BMW, un Audi y un VW Bora o que tiene al menos tres motos importadas. “En las calles ando sin control... robar miradas es mi obsesión...!!!”, escribió en una de las imágenes del vehículo que subió.

Al investigado le puede gustar hacer culto a la ostentación, pero es cuidadoso. En las fotos que subió, se encargó de sacarle el dominio a los vehículos. Pero en una se olvidó de hacerlo. Allí aparece que el Audi está a nombre de una mujer -su identidad se mantiene en reserva por cuestiones legales- y que tiene una deuda de más de $ 2.000 con la Dirección de Rentas por no estar al día con el impuesto al automotor.

Fuentes judiciales también investigaron si los integrantes de la familia salieron del país, al sospechar que viajaban al exterior a comprar drogas. La Dirección de Migraciones identificó a uno de ellos realizando un viaje a Brasil en 2014. Chequearon ese dato y descubrieron que uno de ellos estuvo en Río de Janeiro alentando a la selección Argentina en un partido decisivo del Mundial.

Mudados

“Este no es un tema nuevo. Ellos venden drogas desde hace años en el barrio. Lo que impresiona es que la manera en la que crecieron. Manejan tanta plata que ya ni siquiera viven aquí”, comentó Laura.

Los investigadores creen que varios de ellos se mudaron del barrio. Dejaron los pasillos y las calles de tierra por zonas más tranquilas y, fundamentalmente, seguras. Al menos uno de los integrantes de este clan adquirió, según sospechan, una vivienda en un country de Yerba Buena. Allí está lejos de sus enemigos en el negocio y las miradas indiscretas, lo que le permite desarrollar la actividad con la que se enriquecieron.

Esta no es una estrategia nueva. Carla “La Jefa” Sánchez, la mujer oriunda de Concepción que está acusada de liderar una banda que se dedicaba al tráfico, acopio y distribución de marihuana y cocaína en la región, Córdoba y Neuquén, después de estar prófuga durante varios meses, fue detenida en un barrio privado de esa municipalidad.

Los investigadores de la fuerza nacional, con la autorización de la Justicia Federal, siguieron la ruta del dinero que manejó durante los últimos años la organización. Encontraron, según las actuaciones, que ingresaron en el mercado inmobiliario para comprar departamentos en la zona céntrica y terrenos al oeste de la capital. La gran mayoría de ello están a nombres de terceros.