ACTÚA HOY
• A las 22.30 en Mandinga Taberna Cultural (avenida mitre 771).

La negritud no es un color de piel, sino un aporte de identidad cultural. La inmigración forzada de africanos al continente americano en tiempos de las colonias mantiene su presencia evidente en numerosos países, mientras que en otros, como la Argentina, está apagada en lo obvio. Sin embargo, en todos lados sus huellas se pueden rastrear fácilmente en cada manifestación musical folclórica que no conoce de fronteras.

“Lo africano tiene un lugar importantísimo dentro de los sonidos del Caribe, con más presencia de lo negro que de lo mestizo. La percusión y el movimiento al expresarnos, que se puede ver desde el andar y el hablar mismo, es muy evidente y la mezcla con otros aportes hace lo que somos hoy los cubanos”, afirma Damarys Figueroa, quien esta noche ofrece un espectáculo renovado en formato cuarteto con un paseo sonoro que parte de su isla y llega hasta el Perú.

El show será el debut en Mandinga Taberna Cultural de la artista radicada hace cuatro años en Tucumán y que se reivindica como “una negra cubana”. La acompañarán Café Valdez en percusión, Emilio Díaz en guitarra y Nicolás Tula en teclado.

“Cuba no es sólo son y guaracha sino también wawancó y festejo. También sumamos otras músicas como el merengue de Juan Luis Guerra y la nacida en la costa peruana y va a ser toda una mezcla de sonidos en una propuesta nueva con diferentes ritmos. Si en primer lugar van a ver una cubana con todo su bagaje a cuesta, nada sería posible sin estos músicos tucumanos muy buenos, que le gustan lo que estamos haciendo, muy talentosos y que han incorporado muy bien lo que se les pide. Escuchan mucha música latinoamericano, lo que permite acercarnos mucho a la sonoridad que estamos buscando. Ellos me ayudaron mucho a tener mis raíces y mis pedacitos de Cuba en este lugar”, explica.

Si en algún aspecto que siente más que en otros la base negra es en la percusión. “Fue muy fuerte del aporte de la cultura africana a la música caribeña. En Cuba es indiscutible que fue uno de sus elementos fundamentales, junto con el aporte hispano, y cuando se escucha un vallenato, un merengue o un festejo peruano, está ahí. Se nota sobre todo en los músicos afincados en la costa de cada país, que es donde se congregó la mayor cantidad de negros en Colombia, Perú, Ecuador y Cuba, aunque yo soy del centro, Santa Clara, donde la densidad de piel oscura no es alta”, aclara.

Otra corriente que tuvo mucho peso en la identidad de la música cubana fue el jazz latino, “con el aporte de Chucho Valdés y, a partir de él, de muchos artistas jóvenes que han tomado su sonido, sobre todo en la manera que tiene de tocar el piano con la timba y los tumbaos”. “La música cubana es muy sincrética, pero hay cosas que nunca faltan: cuando un trovador quiere hacer algo un poco más fusionado, la percusión y el bajo están presentes junto a su guitarra haciendo la melodía y marcando los compases”, detalla.

Intercambio cultural

Todos los años, la cantante vuelve a su país, lo que le permite mantener el contacto directo con sus orígenes y poder sentir los cambios políticos, económicos y sociales que se viven en la isla, en especial luego del reestablecimiento de vínculos diplomáticos con los Estados Unidos.

“Volví en abril, y estaba allá cuando fue la visita del presidente Barack Obama y la actuación de los Rolling Stones. Se están dando pasos importantísimos como el hecho de que se hayan abierto las relaciones, pero faltan muchos pasos, y es imprescindible que nos devuelvan un territorio que es nuestro, la base de Guantánamo, sobre lo que no hablan, y que se levante el bloqueo abusivo y genocida, porque a Cuba le hace mucha falta luego de muchos años de una economía asfixiada y para que lleguen otras cosas que hay en el mundo y cuyo acceso es muy difícil”, reclama.

Figueroa se esperanza que el diálogo entre los pueblos comience por el arte. “Lo más importante del intercambio se da en lo cultural, porque antes los artistas norteamericanos no podían ir a la isla y tienen mucha avidez de conocer nuestro patrimonio. Que los pueblos se conozcan y sepan de dónde viene cada uno, quiénes son y qué cosas tienen en común es lo fundamental”, concluye.