Luego de un semestre que pareció durar seis años, según dicen sus autoridades, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) reordenó su estructura interna y relanzó sus programas de fomento en todo el país. El vicepresidente, Ralph Haiek, de visita en Tucumán en el marco de los festejos del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, traduce en cifras esa decisión: vía Fomento TV están en marcha 116 concursos para televisión, de los cuales más de 70 tienen carácter federal y la mitad están orientados al desarrollo de los productos que se proponen.
Este licenciado en Economía y máster en Administración de Empresas llegó al ente luego de una larga experiencia en la actividad privada, en especial en el mundo de la producción para televisión (intervino en ISat, Space, Infinito, Selecta TV, Construir TV y NXTP Labs, entre otras experiencias). Nació en Nueva York de padres argentinos, descendientes de libaneses, y sintetiza esas culturas distintas en una frase: “se junta todo”.
Las convocatorias abarcan ficción, animación y documental ficcionado para televisión, con series de cuatro a 13 episodios. Una docena de ellas están reservadas para la región NOA: seis para apoyar el desarrollo de propuestas; tres para series destinadas a la web; una para ficción y dos para documentales. “El acento, claramente, es sobre la producción de contenidos, pero hay que apuntar a que el público vea lo que se hace; es donde falta empuje. No es obligatorio asegurar la pantalla, pero el jurado lo tomará en cuenta. El componente más importante es la cantidad de trabajo argentino que se va a ocupar”, destacó Haiek.
- ¿Cuál es la principal diferencia con lo que se venía haciendo?
- La principal con planes anteriores es que pensamos en una pirámide para ayudar a todos los sectores, pero con montos distintos según la producción que se encare. En el tope se habla de U$S 150.000 por episodio, pero sólo afrontaremos el 30%. Y en la base, el Incaa aportará el 80% de los costos y el resto deberán afrontarlo los productores (puede ser en mano de obra o en equipamiento), quienes retendrán los derechos intelectuales por un tiempo, vencido el cual pasará al Incaa. En 40 días se lanzará otro para programas infantiles, y para el cine vamos a hacer lo mismo.
- ¿Cómo se viven los cambios que se experimentan en el consumo audiovisual?
- La realidad va cambiando, y sobre todo la forma en que se miran los nuevos medios. El Incaa es una institución que tiene todo lo bueno de la solidez y los talentos que impulsó, pero también debe subirse a entender que hablar de contenidos audiovisuales implica no sólo el cine, como se viene hablando desde hace 50 años, ni de televisión como en los últimos cinco, sino también tener en cuenta otros contenidos. Acá, en Tucumán, se está haciendo un concurso sobre desarrollo de videojuegos, por ejemplo. Hay que hablar de realidad virtual y de contenidos para Facebook y para Snapchat.
- Hay una nueva audiencia...
- Ya no es lineal la audiencia. Antes, para ver cine, ibas a una sala, y hoy se lo recibe en multipantallas. Y las series de televisión paga las hacen directores de cine. Podés tener más éxito posteando un video en Facebook que emitiéndolo en televisión. El público joven consume en la tablet y en los celulares. Es un desafío, pero el Incaa debe tener esa amplitud en contenidos. Vengo de la industria y he visto todos estos cambios. No es tanto económico como cultural.
- ¿Hay una integración entre soportes?
- El que hoy hable sólo de TV o cine, atrasa tanto como si hablásemos de VHS o Betacam. Nuestro medio es muy rico y muy cambiante, porque cada tres meses aparece algo nuevo en lo tecnológico. En definitiva, la idea es atender al productor nacional, que es un talento que tenemos en toda la Argentina tanto como las locaciones y la capacidad de técnicos, actores y guionistas.
- ¿Qué nos falta?
- Lo que no hay es un mercado interno; si lo hubiese, quizás el Incaa no tendría que estar haciendo estos concursos. Otro gran déficit es el de desarrollo de productos, para lo cual encaramos muchos de los concursos porque queremos formar a la gente en que perfeccionen el plan de negocios y la presentación a productores. El acento está en el hacer, pero hay que pensar en si se ve lo que fue hecho. Muchos llegan a su primera serie o a su primera película sin estar listos. Toda la capacidad que tenemos nos exige mirar hacia afuera, donde somos un país muy tomado en cuenta.
- ¿Por la calidad o por la diversidad cultural?
- No separo las dos cosas. El argentino es complejo; eso lo hace creativo y es lo que exportamos. La técnica está, y queremos mejorar el trabajo de los guionistas, cuya tarea no es fácil porque nunca hay plata para ellos y terminan empleados de otra cosa, y de los productores ejecutivos. No importa tanto el localismo porque desde William Shakespeare en adelante, lo que interesan son las historias, no en dónde las contás.
- ¿Incluís a los proyectos en marcha en Tucumán?
- Absolutamente. Hay unos seis largometrajes que están en desarrollo o por producirse acá hasta el próximo año y que abordan temáticas que son universales pero que tienen lugar en Tucumán. Incluso está “Zombies en el cañaveral” (de Pablo Schembri), que en su momento fue una apuesta muy especial del Incaa, como también lo fue el ciclo “Ventana de sangre”, de cine fantástico latinoamericano. También trabajamos sobre los Espacios Incaa, Incaa TV y la plataforma Odeón (series nacionales por Internet).
- ¿Qué va a pasar con los polos audiovisuales o los proyectos de canales digitales que se plantearon en la anterior gestión?
- Eran alimentadores de la Televisión Digital Abierta (TDA) y de los nuevos canales abiertos, que dependen de otra área de Gobierno, al igual que el Banco Audiovisual de Contenidos Universales Argentino (Bacua), que tiene 4.800 horas de filmaciones. Como muchos otros proyectos, había una muy buena intención pero no consiguió sustentabilidad y quedó inconclusa. Lo mismo pasó con los concursos para los 60 nuevos canales de aire. La realidad es que no hay mercado, pero lo bueno es que estamos al rescate de ese sector con los concursos y queremos que tengan pantalla.
- ¿Aumentó el público para el cine argentino?
- Desde siempre, el share (porcentaje de público) que iba a ver producción nacional era del 12 al 15%, pero se duplicó en el último tiempo. Este año, el récord es “Me casé con un boludo” con dos millones de espectadores. Y hay fenómenos como “El hilo rojo”, que duplicó lo que preveía y la vieron 600.000 personas.
- ¿A qué mercado internacional se apunta desde el Incaa?
- Principalmente al latinoamericano en cine. Nos debemos generar más audiencia en todos los países de la región, es una de las banderas de nuestra gestión. En televisión, con Internet como plataforma, tu obra puede ser universal rápidamente, barreras idiomáticas mediante. Y también trabajar en productos multinacionales, que los europeos lo tienen muy claro. La salida de Gran Bretaña de Europa por el Brexit, donde es un motor muy importante, nos puede favorecer.