San Martín jugó ayer su último partido de local en el marco del torneo de transición del Federal A, de este año. Los 90 minutos que le restan al campeonato los jugará en Andalgalá, en la cancha de Unión Aconquija. En ese encuentro no se permitirá, según anunciaron los dirigentes del equipo catamarqueño, el ingreso del público visitante. Acaso debido a ello, la hinchada “santa” ofrendó al equipo un recibimiento digno de quien se ganó el derecho de pelear por la única plaza en juego para la B Nacional.

Podría decirse que el estadio ya “había amanecido” dispuesto para la ocasión. Desde las tribunas ubicadas sobre las calles Pellegrini y Matienzo se habían colocado cintas plásticas, blancas y rojas, de unos 40 centímetros de ancho. Estas iban desde la cima hasta la base de cada tribuna.

Ya sobre el inicio del partido, la casa estaba repleta. Los hinchas habían ido usando sus mejores trajes con los colores de San Martín: camisetas de varias marcas, utilizadas por el equipo en distintos momentos; camperas “oficiales”, gorritos. No entraba un alfiler. Al hincha “santo” poco le importó que el partido iba a ser trasmitido en directo por Canal 10. La mayoría prefirió verlo en vivo y en directo.

Finalmente, la bienvenida al equipo. Ni bien el capitán, Alexis Ferrero, asomó del túnel, seguido por el resto del equipo, millones de papelitos volaron por el aire. A estos se le sumaron los estruendos y los fuegos de la pirotecnia y los espesos colores de las bombas de humo rojo y blanco, que se elevaron hacia el cielo.

A todo esto, claro, deben sumarse los permanentes cánticos de la hinchada. Sobre todo, los que hacen referencia al retorno del “Santo” a las principales categorías del fútbol argentino. De hecho, el gol de Gonzalo Rodríguez llegó precedido de un ensordecedor aliento, que bajaba de los cuatro costados de La Ciudadela.