El artista plástico Nicolás García Uriburu, pionero del land-art, falleció en la noche del domingo a los 78 años, envuelto en un escándalo familiar.

Su estética se incorporó a la tendencia que utiliza los paisajes y los elementos de la naturaleza como escenario y soporte para realizar obras de arte, inscripta también en el arte conceptual.

Durante los años 60 y, aunque menos, los 70, fue uno de los principales exponentes del arte argentino, fundamentalmente de la vanguardia, y se transformó en un ícono de estos movimientos artísticos. A través de sus creaciones quería concientizar sobre la contaminación ambiental y contribuyó en varias ocasiones en campañas de organizaciones proteccionistas como el caso de Greenpeace, da cuenta la agencia Télam.

García Uriburu impresionó al mundo cuando realizó la coloración del Gran Canal de Venecia en 1968, durante la Bienal que se desarrolló en esa ciudad, en un intento de dar una señal de alarma contra la contaminación de ríos y mares. “En pleno desorden contestatario, la poesía recuperó todos sus derechos por unas horas: con un líquido biológicamente inofensivo y usado por todas las marinas del mundo para identificar embarcaciones en el agua, García Uriburu había coloreado con un verde eléctrico y fluorescente las aguas del Canal Grande”, se puede leer en su sitio en la web.

Años más tarde, en marzo de 2010, haría lo mismo con el Riachuelo de Buenos Aires. En el Día Internacional del Agua, el artista plástico y Greenpeace lo tiñeron de verde a la altura del barrio porteño de la Boca, para reclamar el saneamiento de la cuenca. Ese día, García Uriburu dijo: “La globalización ha ligado salvajemente nuestras economías, creando una cruel dependencia que ha dividido aún más a la población mundial. Los países desarrollados contaminan el agua con fluidos tóxicos, derraman petróleo en nuestros mares y ríos, sin reparar el daño que ocasionan. Hace más de 40 años que intento dar una alarma contra la contaminación de ríos y mares, y es a través de mis acciones artísticas en distintos puntos del planeta que he transformado mi obra en una suerte de alerta contestataria globalizadora”.

Sus performances tuvieron gran repercusión internacional. En los libros de historia del arte se recuerda la histórica acción de plantar robles en la Documenta Kassel de 1982, de la que participó a instancias del alemán Josep Beuys.

Para el artista el arte también tuvo una significación política e hizo denuncias sobre los antagonismos entre la naturaleza y la civilización.

Conflicto familiar

García Uriburu estuvo en los últimos años envuelto en escándalos familiares por el legado de su obra, y recientemente acusó a su hija de querer hacerse cargo de su obra sin esperar a su muerte, en un duro conflicto familiar que se trasladó a la escena pública.

En mayo pasado, publicó una solicitada en el diario Clarín donde acusó severamente a su hija Azul, y aseguró: “me veo hoy en la triste situación de tener la salida del país restringida por una causa iniciada por mis hermanas a instancia de mi única hija, para determinar mi capacidad. Nunca pensé estar en esta situación pues siempre he sido un padre presente y hasta compartí hace unos meses un tiempo en su casa sin pensar que esa estadía iba a ser utilizada en mi contra”.

Premios

El artista era presidente de la fundación que lleva su nombre, dedicada al estudio del arte de los pueblos originarios de América, además de ser curador vitalicio del museo que lleva su nombre en la ciudad de Maldonado, Uruguay, en donde se exhibe la Colección de Pintura y Escultura Nacional que donó al Estado uruguayo.

Algunos de los premios a lo largo de su carrera fueron: “Gran Premio de Pintura Nacional” (1998), “Prix Lefranc” (Parí­s, 1968); “Primer Premio de la Bienal de Tokio” (Tokio, 1975); y el “Premio a la Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes” (Buenos Aires, 2000).