Se huele y se saborea Tucumán con el jugo de caña que surge de un trapiche manual; con un blend de té con limón de las fincas locales; con los quesos y embutidos ahumados de la zona de El Corte o los que llegan frescos de Trancas; con el huaschalocro cobijado por una hogaza que entra en la palma de la mano; con tarteletas de cayote y nuez; con el arroz con leche y la mazamorra. Eso es lo que puede sentir o saborear si recorre el Mercado del Bicentenario. Se trata de una muestra de gastronomía que se desarrollará hasta el lunes, desde las 19, en el predio central del Hotel Hilton Garden Inn.
Entre las enormes carpas se pueden distinguir productores y comerciantes que han estado presentes en otras ferias gastronómicas. Entonces, uno se topa con el stand de los manjares de campo de los Guzzi o de Los Hermanos. Son una delicia los quesos ahumados que allí mismo hacen probar a los visitantes (la pieza cuesta $ 180) y los salames de ciervo y bondiola ahumados (los 100 gramos están a $ 30).
Por donde camine, encontrará aceite de oliva en todas sus formas y tamaños, como los saborizados con dientes de ajo y hierbas frescas de Álzaga o los extra virgen en bidones de 5 litros que se exhiben en diferentes pasillos de la feria.
Como una forma de honrar su tierra y el Bicentenario, Helga González, de Tea Way, presenta en la muestra un blend de té llamado “La Libertad”, que contiene hebras largas de té negro ceylon, con cascaritas de limón tucumano, cubitos de miel de caña y hojas de molle de la región de las yungas. “Desde hace un tiempo quería hacer blends con ingredientes locales, y con La Libertad hacemos realidad el proyecto”, comentó Helga.
No todo es aroma y sabor, en Mercado del Bicentenario también se escuchan historias a las que vale la pena prestar la oreja. Como la de Isaura Morad Owner, que llegó a Tucumán desde Colombia (nació en San Agustín) luego de un enriquecedor viaje por varios países de Latinoamérica. Por amigos que encontró en el camino, decidió quedarse y desde hace unas semanas vende arepas a domicilio y ahora lo hace en el Mercado: “sin ellas, no hay desayuno. Vendrían a ser como el pan para el argentino. Son a base de maíz, por lo que son aptas para celíacos. Las vendo precocidas y sólo deben tostarlas en sartén o en horno. Se acompañan con todo, dulce o saldo”.
En el stand de la ruta del vino, con bodegas tucumanas, Silvia Gramajo se sorprende cuando algún visitante asegura que ha conocido a Faustino del Pozo, el tío de su marido, y nombre con el que bautizaron a uno de sus malbec. “Era un hombre vinculado a la aristocracia tucumana, que se enamoró de una princesa de Mónaco y para merecerla, cuenta la leyenda, compró un título nobiliario en España. Descubrieron que no era real y quedó desmantelado en el amor. Era un galán de su época”, relata Silvia mientras hace probar su vino.
Cactus, frutos secos, tejidos artesanales, dulces regionales, empanadas, sandwiches de milanesa, sales saborizadas, licores y dos patios de comida (con platos que arrancan en los $ 40) y con mucho más se puede encontrar en el Mercado del Bicentenario.
Todo lo que podés disfrutar
Esta es una de las propuestas del chef José Villasur, que la sirve en el patio de comidas.
Humita, por Maxi Cáceres Cano
Maxi Cáceres Cano dictó el jueves una clase en vivo, en el stand de Makro, sobre cómo hacer humita. Mientras cocinaba, el chef tucumano confesaba cuáles son los secretos para llevarse todos los aplausos con este plato típico del Norte: “La materia prima es fundamental. Por ejemplo, el zapallo debe ser pesado, de la variedad plomo o brasilero. Un truco para elegirlo: golpearlo, y si suena hueco es porque está deshidratado y no sirve para hacer humita. Otro secreto: queda muy rico y con un sabor ahumado si se le agregan dos cucharadas de miel de caña”.
Blend especial
Tea Way preparó una mezcla de té, cascaritas de limón tucumano, hojas de Molle y terroncitos de miel de caña, para honrar el Bicentenario.
De Colombia, pero producidas en Tucumán
La colombiana Isaura Morad Owner vende un pack de 5 arepas.
Coctelería
Paso por la historia: Primero aguardiente, luego Hesperidina, Punt e Mes, Amargo Obrero y por último Legui. Con expertas y amables presentaciones, bartenders explican de dónde surgieron, cómo se bebían y cómo se prepraran ahora estas bebidas que forman parte de nuestra historia cotidiana. Y de paso, se puede probarlas.