MANUEL RIVA / LA GACETA
El 1° de mayo de 1966, la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera inauguró su nueva sede ubicada en la esquina de General Paz y Congreso. A las 11.30 de aquel día, el secretario general del gremio, Atilio Santilllán, cortó las cintas para habilitar el ingreso al edificio a los invitados. Todos siguieron hasta el salón de actos donde se cantó el Himno y Santillán agradeció la presencia del primer presidente del gremio, José Leguizamón, y de dirigentes de la Federación Azucarera Regional y del resto de las provincias del norte.
El sindicalista, que había tomado las riendas del gremio en 1963, representó al gremialismo más combativo en defensa de los derechos del trabajador y fue asesinado el 22 de marzo de 1976 en la sede gremial de la Capital Federal. En referencia al nuevo edificio expresó que era el epílogo de “22 años de lucha y 18 de sacrificio, que brindan exponentes como este, que habla a las claras de la decisión de los trabajadores de asumir responsabilidades para dar a la Nación y a la clase obrera lo que merece”. Agregaba luego: “esta posición de lucha podría implicar alguna contradicción demuestra que los trabajadores somos capaces de realizar algo positivo no sólo para los obreros sino para todos los sectores populares”.
Concluía pidiendo la unidad de la clase trabajadora, “porque unidos somos dueños de nuestro propio destino”. A la vez, exhortaba a bregar “por una sociedad más justa, con una más justa distribución de la riqueza”.
En igual sentido se expresaron los sindicalistas de la región que hablaron en el acto para destacar: “esta es la casa de los azucareros, donde estos viven sus amarguras y sus alegrías”. En esa misma jornada fue reabierto el servicio de asistencia médica.
El acto de inauguración sirvió también como parte de los festejos por el Día del Trabajo. El Frente Único Nacional de Trabajadores Azucareros (Funta) fue representado por Andrés Alvero, Luis Damián Galván, Juan Guerra, René Cabrera y Ceferino Miranda. También se recibió un telegrama de Isabel Martínez de Perón que decía: “en nombre del general Perón y mío, reciba felicitaciones por la inauguración de la sede propia”.
Casa Histórica
Previamente, el sindicalismo colocó una ofrenda floral en la Casa Histórica para luego participar de una ceremonia en recuerdo de los trabajadores azucareros fallecidos. Las instalaciones fueron bendecidas por el vicario general de la arquidiócesis, Victor Gómez Aragón.
Leguizamón, primer presidente del gremio creado en 1944, recordó los inicios del sindicato y rememoró el apoyo de nuestro diario en los inicios de la institución. El dirigente evocó “los nombres de diversos periodistas con quienes mantuvo contacto durante su gestión, señalando que la organización adquirió la importancia que actualmente tiene debido a la colaboración de la prensa”.
Crisis azucarera
En 1966 la actividad azucarera estaba en crisis por la falta de pago de una zafra completa. El gobierno de Arturo Illia sería derrocado un mes y medio después de inaugurada la sede de Fotia.
La Revolución Argentina, con el general Juan Carlos Onganía a la cabeza, cierra 11 de los 27 ingenios que funcionaban en la provincia, lo que significó un duro golpe para la economía tucumana y la migración interna de más de 200.000 tucumanos
Casi 20 años
El edificio se comenzó a construir en 1948. El costo en 1966 fue de 150 millones de pesos, cuando una entrada al cine valía unos 60 pesos; y un televisor, unos 76.000 pesos. LA GACETA informaba: “consta de ocho pisos, a los que se llega por medio de dos modernos ascensores, uno para servicio de la FOTIA y el otro para los ocupantes de los departamentos. La sede posee un amplio sótano con garaje techado y dos terrazas, una intermedia y la segunda superior, donde están las piletas de lavar para los inquilinos y seguía para su desenvolvimiento la FOTIA ocupará los dos primeros pisos, donde funcionarán dependencias gremiales. En los restantes pisos se encuentran distribuidos 21 departamentos”.
Los actos se cerraron con un festival que contó con la presencia de Pinky, Raúl Lavié y la cantante Rosalinda, más artistas locales; y se cerró con el lanzamiento de fuegos artificiales.
Atilio Santillán