El destino político de Rousseff ahora está en manos de la cámara de Senadores.
Si el Senado ratifica esa decisión a principios de mayo, Rousseff será sometida a un juicio político que implica su separación transitoria del cargo.
En ese caso, la sustituiría su vicepresidente Michel Temer, quien podría gobernar hasta fines de 2018, cuando finaliza el mandato, si los propios senadores declaran a la jefe de Estado culpable en un plazo de 180 días.
La presidente es acusada de ocultar la situación real financiera del país, lo que en palabras del abogado brasileño Miguel Reale Jr. -quien junto a los letrados Hélio Bicudo y Janaina Paschoa iniciaron el proceso de impeachment-, constituye un "crimen de responsabilidad".
La crisis política provocó un agrio pulso entre Rousseff y su vicepresidente, Michel Temer, quien la sucedería si es destituida.
En una frenética ronda de negociaciones de última hora, Rousseff pareció recuperar ayer el apoyo de algunos legisladores indecisos, sin alcanzar aún el tercio de votos necesario en la cámara de 513 escaños para evitar ser sometida a un juicio político en el Senado.
Lula da Silva, lideró la ofensiva negociadora para mantenerla en el cargo e hizo que gobernadores de varios estados presionaran a los parlamentarios, devolviendo el impulso en favor de la mandataria.