Diego Durruty

Desde el domingo 29 de diciembre de 2013, el ambiente del automovilismo y del deporte en general sigue con mucha atención las noticias relacionadas con el estado de salud del alemán Michael Schumacher. Aquel día, mientras esquiaba en los Alpes franceses, el siete veces campeón del mundo de la F1 sufrió un accidente que le provocó serias lesiones en su cerebro.

Mientras estuvo en los hospitales de Grenoble (Francia) y Lausana (Suiza) los partes médicos sobre su situación fueron periódicos. Pero a principios de septiembre del 2014 todo cambió. Por esos días fue dado de alta del Hospital Universitario de Vaud, donde quedó internado después de su estadía en el nosocomio galo, para seguir con su proceso de rehabilitación en su casa de Gland (Suiza) junto a su mujer Corinna y sus hijos Gina Maria y Mick.

“La rehabilitación de Michael se llevará a cabo en casa. Considerando las graves lesiones que sufrió, su estado ha experimentado progresos en los últimos meses. Sin embargo, todavía queda un largo y difícil camino por delante”, explicó en aquel momento Sabine Kehm, portavoz de Schumacher durante toda su trayectoria profesional.

Con el transcurso del tiempo, las informaciones sobre “Schumi” llegaron en cuentagotas. Se supo que su cuidado está a cargo de médicos y de un selecto grupo de especialistas que tienen prohibido hablar de su salud. También que los gastos por esa atención exclusiva demandarían miles de euros.

Aunque los Schumacher tienen una fortuna estimada en 750 millones de euros, se ve que Corinna no quiso correr riesgos y por eso vendió algunas cosas del emporio creado por su marido como una residencia de verano en Noruega y un jet Falcon 2000 FX. El avión se lo vendió a un médico inglés fanático del “Kaiser” por 35 millones de euros, casi 10 millones más de su precio comercial, gracias a las iniciales MS en su fuselaje.

“Milagro navideño”

Obviamente, hubo todo tipo de rumores que tomaron trascendencia mundial a través de las redes sociales. Desde que había comenzado a hablar y a caminar, hasta que solo pesaba 45 kilos y que estaba en estado vegetativo.

En la víspera de la Navidad del año pasado -cuando faltaban solo unos días para cumplirse el segundo aniversario del accidente- la revista alemana Bunte puso a un sonriente Schumacher en su tapa con un título que dejó boquiabiertos a todos: “Puede caminar nuevamente”. Citando fuentes del círculo íntimo de la familia, Bunte afirmó que Schumi estaba extremadamente delgado, pero que ya podía moverse con la ayuda de sus terapeutas. “Puede dar un par de pasos y levantar su brazo”, señaló la revista, que admitió que el múltiple campeón seguía estando muy enfermo y que su recuperación tardaría mucho tiempo. La fuente anónima citada por el magazine germano admitió, además, que el cerebro de Schumacher estaba muy dañado a causa del accidente y que las lesiones sufridas marcarían el resto de su vida.

Sin embargo, el “milagro navideño” de Bunte duró lo que un suspiro. A las 48 horas de salida la edición, los abogados de Schumacher amenazaron con llevar a sus responsables a los tribunales al considerar que lo publicado había sido una severa intromisión en la vida privada. Pero, lo que es peor aún, explicaron que el artículo en cuestión no reflejaba para nada la verdad sobre el estado de salud de Schumacher. “Desafortunadamente, una información nos hace aclarar que estas afirmaciones sobre Michael no corresponden a los hechos. Esta especulación es irresponsable”, afirmó Kehm.

En estos dos años uno de los pocos que tuvo vía libre para visitar la residencia de los Schumacher en Gland fue el francés Jean Todt, actual presidente de la Federación Internacional del Automóvil y ex jefe del piloto cuando ambos compartieron el equipo Ferrari. “Michael es como de mi familia y si tienes a alguien que es como un familiar o que es muy cercano y sufre una lesión grave es obvio que va a ser un proceso doloroso y tú vas a tener que estar con su familia. Pero él sigue luchando y todos debemos luchar con él”, comentó.

Todt tiene tan presente a “Schumi” que fue tema de conversación durante una entrevista que tuvo hace poco con el Papa Francisco. “Está al corriente de quién es Schumacher y también había oído hablar sobre su accidente. Le pedí si le gustaría rezar por Michael y él aceptó encantado”, dijo Todt, como para dejar en claro que la recuperación de su amigo también depende de Dios.

Que 20 años no es nada…

En 1996 comenzó el romance entre Schumacher y el equipo Ferrari de F-1. El idilio se extendió hasta 2006 y estuvo plagado de éxitos.

Sin dudas, el alemán Michael Schumacher ocupa un lugar especial en el corazón de los hinchas de Ferrari, el equipo más legendario de la F1. La relación entre “Schumi” y los tifosi comenzó justamente hace 20 años. El germano llegó a Maranello proveniente de Benetton, team con el que había logrado los cetros de 1994 y 1995. Su arribo tuvo mucho que ver con el plan del italiano Luca Di Montezemolo de reverdecer viejos laureles después de varios intentos fallidos.

La profunda reestructuración planeada por Di Montezemolo no solo incluyó la contratación de Schumacher, sino también la del inglés Ross Brawn para desempeñarse como director técnico y la de Todt para hacerse cargo de la gestión deportiva.

“No tienen por qué quererme, no soy una estrella de Hollywood. Estoy aquí para trabajar. Las expectativas serán altas, pero necesitaremos tiempo para trabajar juntos. Estoy seguro de que Ferrari tiene el potencial para ser campeón del mundo, pero llevará un tiempo”, dijo el piloto de Hürt-Hermülheim en su primer discurso con el buzo de la Rossa.

Aquel primer año terminó con tres triunfos y el tercer puesto del campeonato; mientras que en 1997 peleó palmo a palmo por el título con el canadiense Jacques Villeneuve (Williams). Sus ansias por conseguir la corona lo traicionaron en la última fecha del certamen en Jerez de la Frontera (España). Trató de sacar a su oponente fuera de la pista con una maniobra antideportiva y eso le valió la exclusión del torneo.

En 1998 fue subcampeón del finlandés Mika Hakkinen (McLaren) y cerró el siglo XX con el quinto lugar en el certamen de 1999, del que se perdió seis fechas tras un accidente en el Gran Premio de Gran Bretaña y que terminó con una pierna fracturada. Muchos dicen que sin ese incidente, “Schumi” habría estado cerca de arrebatarle la corona a Hakkinen ya que Ferrari se había mostrado muy competitivo al punto de quedarse con la Copa de Constructores.

Finalmente, luego de cuatro años de alegrías y amarguras, la sociedad Schumacher-Ferrari rindió sus frutos y tiñó de rojo a la F1. Entre 2000 y 2004, el germano logró cinco títulos consecutivos para convertirse en el piloto más ganador en la historia del Mundial con siete campeonatos.

La relación con el Cavallino Rampante terminó en 2006 cuando Schumacher anunció su retiro. Se pensaba que era definitivo, pero el “Kaiser” volvió a ponerse el buzo y el casco en 2010 seducido por la posibilidad de ser parte de la nueva etapa de Mercedes como equipo integral. Más de un tifosi tomó este regreso como una traición, aunque la mayoría prefirió no darle demasiada importancia y mantener a Schumacher en un lugar cercano de sus corazones por haberles dado tantas alegrías.