La era de Internet abrió las puertas al intercambio abierto de información y a un acceso casi ilimitado a la misma. En este sentido, las empresas y organizaciones que confían en este intercambio pueden sacar una ventaja frente a sus competidores que trabajan bajo el esquema tradicional, señala Sebastián Siseles, director internacional de Freelancer.com. La clave para aprovechar este intercambio es la formación de equipos dinámicos y multidisciplinarios o multinacionales: estos se caracterizan por trabajar de manera más eficiente, son rápidos en la detección y la eliminación de obstáculos a medida que progresan, por lo que funcionan como un engranaje perfecto y aceitado. Sus miembros tienen un sentido de propiedad de las responsabilidades que les son asignadas, y tienen también el poder de tomar decisiones sin necesidad de obtener la aprobación de sus superiores en cada paso del camino, indica el experto.

La colaboración es fundamental para la productividad y esto es parte de la cultura que profesan. En estos días, es común que los equipos dinámicos que colaboran en un proyecto trabajen desde diferentes lugares, ya sea desde diferentes oficinas o países y hasta idiomas.

Trabajar juntos, independientemente de la proximidad, es fácilmente factible con el uso de herramientas y software de colaboración en línea.

Equipados con las herramientas adecuadas, los equipos pueden trabajar juntos más rápido, puntualiza Siseles. Pueden tener las tareas terminadas a su debido tiempo, con la capacidad de satisfacer las necesidades de su negocio a medida que crece. Su diversidad y unidad para alcanzar objetivos son dignas de que un gerente o director de la empresa se tome el tiempo para asegurarse de que estos equipos cuenten con los rasgos y cualidades de un equipo dinámico.

“Para incorporar equipos de alta productividad en tu empresa recomiendo prestar atención a dos cosas: las personas y la cultura adecuadas”, remarca el experto.

Empecemos por reunir a la gente adecuada en el equipo. Mi consejo sincero es contratar jugadores de equipo clase A. Estas personas pueden tener habilidades, experiencia y logros impresionantes. Si bien es bueno echarles un vistazo, no pasemos por alto la única cosa que los define como la creme de la creme: la actitud. Los jugadores de equipo clase A tienen una actitud de “puedo hacerlo” y son capaces de resolver problemas en lugar de lamentarse. Sí, las personas con las habilidades y experiencia adecuadas pueden hacer el trabajo, pero las personas que tienen una actitud ganadora, por sobre todo, aportarán grandes logros a la empresa. Son el tipo de personas que queremos en el equipo.

¿Cómo atraer a estas personas? Según Siseles, una forma es a través de contar con una cultura que nutra y desafíe a los mejores de los mejores. Confiar en los equipos con sus habilidades, capacidades y juicio les da la oportunidad de que se desafíen a sí mismos. Saber que su gerente o líder cree en ellos es también un gran impulso de confianza, lo que les permite explorar posibles soluciones y fomenta la innovación. Sin una supervisión estrecha, sí, puede existir el riesgo de que haya errores, pero también es necesario confiar en que el equipo podrá corregirlos. Tener este tipo de confianza en los miembros del equipo les permite crecer como profesionales.