Sorprendió la calma con la que el Gobierno pudo salir del “cepo” cambiario. Pero las bases todavía son precarias. El principal factor de inestabilidad del dólar es la masiva emisión de pesos para cubrir el déficit fiscal. Por eso, para mantener la tranquilidad hay que reducir el desequilibrio del Estado. Esto obliga a una compleja agenda de reformas, donde la más urgente y necesaria es una reducción sustancial de los subsidios económicos, señala, en síntesis, un análisis del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa).

En el inicio de la nota, la entidad señala que “rápidamente el Gobierno desarticuló el cepo cambiario. Se trata de un paso muy positivo porque el desdoblamiento del dólar y las trabas a las importaciones y a las remesas al exterior cercenaban el crecimiento y eran fuente de rentas espurias. Ejemplos fueron los viajes al extranjero subsidiados con el dólar turista, los arbitrajes comprando dólares ahorro y vendiéndolos con sobreprecios en los ´arbolitos´ y las ganancias especulativas generadas entre el dólar contado con liquidación y dólar bolsa versus el dólar oficial”. Idesa sostiene luego que mientras se dilapidaban reservas por estos mecanismos, la producción se paralizaba por no contar con divisas para importar insumos y bienes de capital, porque los proyectos con financiamiento externo no eran viables y porque la rentabilidad de las exportaciones se deterioraba. Agrega que “la salida del cepo ha sido, hasta ahora, menos traumática de lo que se esperaba. Sin embargo, varios factores contribuyen a que las bases de la tranquilidad sigan siendo endebles. Uno de ellos es el estado de las cuentas públicas”.

Idesa indica que el ritmo en la reducción del déficit fiscal debe acelerarse a medida que el Gobierno avance con otros cambios que acentúan los desequilibrios fiscales y que son necesarios para sentar las bases del crecimiento. Ejemplos, son la reducción de ingresos por bajar la presión impositiva distorsiva, como las retenciones a las exportaciones y la actualización del Impuesto a las Ganancias. O la suba en las erogaciones que demanda paliar la crítica situación de la mayoría de las provincias y municipios que, a diferencia de la Nación, no cuentan con la posibilidad de apelar a emisión monetaria.