En diciembre de 1861, Giuseppe Verdi viajó a San Petersburgo para la première de su ópera “La forza del destino”. Pero hubo inconvenientes, se canceló y se estrenó al año siguiente. Desde entonces, casualidades y causalidades de la historia, los músicos la llaman “La innombrable” y arrastra una tradición de mala fama.

La archipopular obertura de “La forza del destino” abrió el concierto de cierre de la temporada de la Sinfónica de la UNT que dirigió el 6 de noviembre, en el Teatro Alberdi, Jorge Gabriel Fontenla (h). Fue el último director que condujo la orquesta en este año de invitados.

Esta vez no cabe la superstición; cederá su lugar a favor de la certeza, porque es muy probable que esta semana haya humo blanco y que las autoridades de la UNT anuncien que su orquesta insignia tiene director titular elegido por concurso por primera vez en 67 años.   
   
La Sinfónica tiene larga experiencia en tocar sin director oficial. En 1967 se retiró el maestro Juan Carlos Zorzi, y por décadas la conducción estuvo a cargo de directores invitados. En 2004 se designó a Roberto Buffo, que ocupó el cargo hasta que renunció, en 2009, por desacuerdos con la conducción de la UNT. Lo reemplazó Gustavo Guersman, que conducía la Orquesta Juvenil. En 2012, tras la partida de Guersman, asumió Ricardo Sbrocco, que renunció por motivos personales a fines de 2014. Entonces, las flamantes autoridades de la Secretaría de Extensión anunciaron que se llamaría a concurso para cubrir el cargo, y este es el proceso que está llegando a su fin en estos días.

La consecuencia triste para la comunidad tucumana es que la movida del concurso, que empezó hace meses en las oficinas de Extensión, es el argumento que hizo caer el tradicional Megaconcierto de Navidad. Pero los trabajadores de la orquesta no han parado de trabajar, porque después del concierto de final de temporada empezaron los ensayos preparatorios de las obras para el concurso, que estuvieron a cargo de Jorge Bulacia Soler. Ha trascendido, tanto del joven director tucumano como de la orquesta, que hubo empatía mutua y se llevó a cabo un buen trabajo.

Desde el comienzo, institucionalmente el concurso se ajustó a un estricto reglamento. Ello no obstó para que surgieran todo tipo de vaivenes, que incluyeron más de un cambio de jurados y aspirantes con enormes currículums que no llegaron a rendir la oposición (ardides del oficio de concursantes).

El jurado inicial estaba integrado por Miguel Gilardi, José Luis Castiñeira de Dios y Jorge Fontenla (padre). Este se excusó (su hijo pensó en inscribirse, pero no lo hizo finalmente) y, tras los procesos administrativos, se convocó a Luis Gorelik. Se recibieron nueve carpetas de antecedentes, pero solo cinco pasaron a la instancia de oposición: las de Roberto Buffo (Tucumán), Mauricio Otazo Fagalde (Bolivia), Yeny Delgado (Cuba, residente en Salta), Jeff Manookian (EEUU, residente en Tucumán) y Roberto Luvini (Buenos Aires).

La semana pasada tuvo lugar la etapa decisoria del concurso, cuando los aspirantes dirigen la orquesta: pero solo tres alzaron la batuta. De Otazo Fagalde se supo que un problema familiar le impidió presentarse; y de Luvini se desconocen los motivos por los que se ausentó. Y la presencia de Delgado motivó, por pedido de la orquesta (con voz pero sin voto) la excusación de Gorelik en el concurso, ya que la música cubana es su discípula. Por ello, Guersman formó parte del jurado desde el primer día.

Todos los directores invitados este año coincidieron en que la Sinfónica de la UNT es referente en Argentina. Es el momento de definir su mejor destino posible, el que se merecen sus músicos y la comunidad tucumana.