ACTÚAN HOY
• A las 22 en Gino (Miguel Lillo 418) con Expulsados (Buenos Aires), Eructo en Contramano, Obarrio y Vampiro Indio.


“El músico es un transportador de emociones en un mundo que, si no tiene héroes, es como un barco sin timón”.

Rolo Marín define su oficio desde la metáfora, quizás porque es más simple para él que hacerlo de otro modo. Lo suyo no es la explicación lineal del diccionario, sino la búsqueda de sensaciones, sentimientos, imágenes y emociones, como las que se acumularán hoy, cuando suba al escenario de Gino Restó para celebrar una década de Rolo y los Fakin Adictos (RFA), hederera de La 448.

- ¿Dónde te encuentran estos 10 años, y dónde te van a encontrar los próximos 10?

- Nos encuentran en una situación expectante: pudimos armar un grupo humano consciente y consecuente con lo que hacemos, que apunta al sentido colectivo. Las decisiones las tomamos entre todos y eso ayuda y motiva, nadie aquí es improvisado. Pero nadie predice lo que pasará en un mes; saber algo sobre los próximos 10 años es mucho.

- ¿Existiría RFA sin La 448?

- La 448 llevará, hasta el final de mis días, el estigma de haberse transformado en una especie de mito; recién hoy tomo la dimensión de lo que fue. En su momento, por la vorágine de la edad y lo rápido que íbamos, no sabíamos realmente dónde estábamos parados. Debutamos, y ese mismo año tocamos en Cemento. Fue una banda del interior que tocó y dejó legados incluso fuera del país, con discos en las bateas de Los Ángeles y nuestros videos rotaban en MTV. Los shows eran multitudinarios. Pero los RFA me enseñaron el camino del “hazlo tú mismo”, del trabajo artesanal. En La 448 había productores, manager y una comodidad que con esta banda jamás tuvimos. Prácticamente empezamos todo de cero, y entendimos que teníamos que remarla, más después de lo que pasó en Cromagnon, porque muchos lugares cerraron y muchas bandas se quedaron sin trabajo. Hoy tenemos grandes alegrías, logradas con mucho sacrificio.

- ¿Cómo identificás el género que hacen?

- Somos rockeros con muchas influencias de ska y toques del reggae, pero desde el punk rock.

- ¿Tienen una raíz local?

- Seguro, Tucumán es nuestro lugar en el mundo, nuestra provincia y todo lo que somos. Termino una gira en cualquier lugar del planeta y siempre vuelvo a mi casa. Sé que el medio te condiciona y uno está totalmente relacionado a esas circunstancias y a lo que ocurre en tu lugar. Las letras son un reflejo del día a día con críticas, pero también con esperanzas e ideales que pasan por un mundo mejor, por el fin de las intolerancias, la igualdad de derechos y oportunidades que escasean y generan mucha incertidumbre y frustraciones. Tengo colegas brillantes que se fueron apagando.

- ¿Qué significa para ustedes el reconocimiento nacional del público y de sus pares?

- Es muy emocionante. El verdadero artista es esclavo de los aplausos, obsesivo de él y busca con sus canciones llegar a generar impacto y escapes de la realidad. El reconocimiento a RFA de pares del nivel de Alejandro Taranto, los Fabulosos Cadillacs, los Abuelos de la Nada, de Mosca de 2 Minutos, de Necro de Fun People, de Raúl Villareal y de muchos colegas del interior, marcan que lo hacemos con mucho amor y que todo se digita desde el corazón, por encima de la razón.

- ¿A qué sos adicto?

- A la música, al cine, al fútbol, al boxeo y a los diarios, porque los leo casi todos. La adicción está en todos los seres humanos; todo depende hacia dónde va. Por suerte, la mía viene desde niño y no cambió.