Leonardo Rizo quiere empezar 2016 de la mejor manera. Para que pueda potenciar ese deseo, el volante de 23 años renovó su contrato por dos temporadas con San Martín y en los primeros días de enero, su mujer Romina Romano le dará su primer hijo que será varón y se llamará Thiago Daniel.

Que el técnico Sebastián Pena le haya pedido a los directivos que le renovaran el contrato porque lo quería en el plantel para la próxima temporada, fue para “Leo” una enorme alegría. “Tener esta noticia fue como una caricia para el alma. Lo tomo como un premio por todas las pilas que puse para recuperarme de los golpes duros que me dio la vida en los últimos tiempos. Primero fue la trágica muerte de mi padre, Daniel Walter, que ocurrió en abril de 2012, y trascartón llegó la lesión en la rodilla izquierda que sufrí en octubre de 2014. Estos hechos me destrozaron anímicamente y me hicieron madurar de golpe. Por suerte, la charla que tuve con Sebastián (Pena) antes de irnos de vacaciones me devolvió las ganas de volver a encarar desafíos importantes”, expresó el mediocampista.

Pena es un DT al que le gusta jugar con enganche. Por eso crecen las chances para que Rizo se gane un lugar en el equipo. “Me dijo que hiciera todo posible para llegar bien físicamente a la pretemporada, porque voy a ser uno de los futbolistas que tendrá la posibilidad de ganarme un lugar en el equipo”, indicó.

Estos días que pasa en su Trancas natal, junto a Romina, a su madre Adriana Vallejos y a sus hermanos Juan Pablo y Pía, le servirán para descansar y de este modo llegar de la mejor manera a la pretemporada, cuyo comienzo está previsto para el 7 de enero.

“La tranquilidad que se vive acá es impagable. Cada vez que puedo vengo con Romina para visitar a mi familia. Degustar la comida que hace mi vieja es algo que no lo cambio por nada”, concluyó el enganche “santo”.

ABRIENDO EL JUEGO

Que el árbol no tape el bosque

Pedro Verasaluse

Pirro, rey de Epiro, logró una victoria sobre los romanos pero el costo fue la muerte de miles de hombres. Se dice que Pirro, al contemplar el resultado de la batalla, comentó: “Otra victoria como esta y volveré solo a casa”. La de Mirkin, en la asamblea de San Martín, fue una victoria pírrica. Los socios fueron sometidos a un tremendo desgaste, para, finalmente, hacer triunfar su gestión, en la votación, por 78 a 62.

La asamblea puso en evidencia la aspiración de algunos socios, que al comienzo eran mayoría, para que la actual gestión interrumpa su mandato (algunos socios fueron calificados de golpistas y destituyentes) y el vacío de poder que se produciría si no se aprobaba la llamada gestión futbolística-institucional.

El llamado “respaldo” fue finalmente conseguido en votación nominal, otra forma de presión para los socios.