“¡Y muchas gracias por todo lo que hacen en y para la Iglesia!”, retumbó la voz del papa Francisco. De inmediato se escuchó un solo grito de júbilo de miles de dominicos y dominicas reunidos en las celebraciones de la apertura del jubileo por los 800 años de la Orden de Predicadores. El mismo rito se ofició en Roma y en todo el mundo el sábado pasado. En la basílica de Nuestra Señora del Rosario (9 de Julio 165), los frailes oficiaron una ceremonia que comenzó en el atrio y continuó en el interior del templo con una misa y una oración ante la antigua imagen de la Virgen del Rosario, traída desde Ibatín.
El Papa concedió indulgencias plenarias a todos los fieles que participen en las celebraciones o peregrinen a las iglesias o capillas de la familia dominicana. El año jubilar por la orden fundada por Santo Domingo de Guzmán comenzó el sábado, fiesta de Todos los Santos de la Orden de Predicadores, y concluirá el 21 de enero de 2017, en honor a la bula del papa Honorio III de 1217. En Argentina cerrará el 7 de noviembre del año próximo.
En la historia tucumana
Fue en ese convento de Lules, hoy llamado Ruinas Jesuíticas, en honor a sus primeros ocupantes, donde el general Manuel Belgrano hizo descansar su tropa cuando se libró la Batalla de Tucumán. Los frailes dominicos dejaron el convento para el Ejército y se mudaron a la ciudad durante esos días. Dos años después, el 24 de marzo, se inauguraba el Congreso que declaró la independencia. Uno de sus participantes fue el dominico fray Justo de Santa María de Oro, diputado por San Juan. El religioso sostuvo con firmeza la forma republicana de gobierno en momentos en que la mayoría del congreso se inclinaba por la monárquica. Además por moción suya, el congreso proclamó a Santa Rosa de Lima Patrona de la independencia argentina.
No menos importante fue la presencia de fray José Manuel Pérez que fue uno de los dos diputados por Tucumán enviados al Congreso General Constituyente de Santa Fe que redactó la Constitución de 1853, aún vigente (con reformas). Las figuras de estos dos dominicos están representadas en sendas estatuas en el atrio del convento Santo Domingo.
Virgen del Rosario
La imagen de Nuestra Señora del Rosario se venera en la iglesia Santo Domingo desde 1791. Su historia se remonta a la época fundacional de Ibatín en el siglo XVI, cuando una nativa, Juana Paya, casada con un español, hizo traer la sagrada imagen del Perú. Una vez ella se enfermó gravemente e imploró su curación a la Virgen; como se sanó rápidamente la devoción se propagó llamándola con el tiempo “La Milagrosa”, contaba el profesor Ángel Núñez Molina, en el capítulo “Nuestra Señora del Rosario Antigua devoción en el Norte” de las Jornadas sobre la Generación del Centenario y su proyección en el NOA de 1999. La imagen estaba al cuidado de los jesuitas, pero cuando fueron expulsados pasó a la Catedral. Los padres dominicos llegaron en el siglo XVIII y pidieron la tenencia de la imagen.
El templo sin reparar
A pesar de su antigüedad, su protagonismo en la historia de Tucumán y su belleza arquitectónica, el templo de Santo Domingo no fue declarado patrimonio histórico. Por lo tanto su reparación, costosa debido a su gran envergadura edilicia, no está en los planes de ningún gobierno ni se encuentra protegido. “Hace siete años se hizo una gran refacción en el interior, que abarcó sistema eléctrico y pintura. Pero ahora realizamos un estudio en forma particular y nos dimos con que hay un serio problema de desgaste de los cimientos. Si bien no hay peligro de derrumbe, pero hay necesidades de reparación porque hay sectores muy débiles”, explicó fray Gustavo Sanches Gómez.
Carisma y comunidad
La Orden de Predicadores está formada por los frailes, las monjas de clausura -que residen en el monasterio Inmaculada Concepción de la diócesis con ese nombre- y los laicos. También integran la familia dominicana las Hermanas Dominicas del Santísimo Nombre de Jesús, que tienen a su cargo los colegios Santa Rosa y Santa Catalina.
El carisma de los dominicos está ligado a la predicación, por eso casi la totalidad de sus miembros, 79 frailes en todo el país, son sacerdotes. En Tucumán hay 14 frailes, seis todavía estudiantes. Tucumán es uno de los lugares donde se realiza la formación de estos religiosos. Los postulantes realizan un año de noviciado en Mar del Plata, tres años de Filosofía en Tucumán y cuatro de Teología en Buenos Aires. Después de ocho años acceden al orden sagrado. Los dominicos hacen votos de obediencia, pobreza y castidad.
Por año ingresa a la orden un promedio de tres novicios, más o menos de entre 25 y 30 años. Su carisma es la predicación de la palabra de Dios. De allí que el lema de estos 800 años les recuerda sus orígenes: “enviados a predicar el Evangelio”.