Sangre y sexo. Chorros de sangre salpicando en cámara lenta. Desnudos frontales y niveles de voltaje linderos con el hardcore. Todo eso fue “Spartacus”, serie que le brindó a Starz el espaldarazo indispensable para consolidarse entre los principales jugadores de la TV por cable estadounidense. Un canal como Starz, abierto a las emociones fuertes, era el inevitable hogar de Ash Williams y el inclasificable mundo de Evil Dead. ¿Un paladín capaz de pelearse con demonios de toda laya?¿Munido de una motosierra adherida al muñón que recuerda que allí había una mano? ¿Dónde sino en Starz?

El desafío que afronta “Ash vs. Evil Dead” es doble. Por un lado, satisfacer a los fans de las películas de culto en las que se basa la serie. Por el otro, entusiasmar a nuevos públicos con una historia de locos, protagonizada por el autoproclamado rey de la clase B -Bruce Campbell- y cuya única certeza es que todo, pero todo, puede ocurrir.

El devenir de Ash Williams es por demás curioso. Debutó en 1981 en un escenario por demás convencional: una cabaña en medio del bosque, un libro que no debe abrirse y se abre, un grupete de jóvenes solos frente al horror. Fue una patrida de Sam Raimi y Rob Tapert, a la que Campbell se sumó feliz de la vida. En 1987 el grupo concretó una secuela, que en realidad era una remake, pero con un giro sorprendente hacia el humor y el gore, incluyendo la célebre escena en la que Ash lucha contra su mano poseída y termina cortándosela. La tercera parte (“El ejército de las tinieblas”) fue una desquiciada aventura medieval, cruce entre Lovecraft y “The Texas Chainsaw Massacre”, en la que Campbell/Ash le daba duro con la motosierra a una armada de esqueletos.

Con los años Raimi se convirtió en un reputado director de clase A y Campbell hizo de su carrera una deliciosa y bizarra colección de películas y series descartables. Raimi, Tapert y Campbell se reunieron para producir en 2013 una nueva versión de “The Evil Dead”, dirigida por el uruguayo Fede Álvarez. No fue lo mismo, pero lo fundamental es que germinó la idea de la serie, ya en pantalla en nuestro país por Fox Action.

Aquí está Ash entonces, a un cuarto de siglo de la aventura original, con panza y ese mentón que es marca registrada de Campbell, viviendo en una casa rodante y obligado a embarcarse en nuevos desafíos sobrenaturales. Lo acompañan la incomparable Lucy Lawless, que además de ser la guerrera Xena formó parte del elenco de “Spartacus” y Ray Santiago, cuyo personaje se llama -ejem- Pablo Simón Bolívar. Todo en capítulos de media hora -a excepción del piloto, dirigido por Raimi-, porque Ash y su cruzada tienen tanto de terror como de sitcom. Lo dicho: inclasificable.


OFERTAS Y DEMANDAS
 
Blindspot
-La noticia es que NBC, Warner Television y ese rey Midas de la TV llamado Greg Berlanti confirmaron que habrá segunda temporada. Más aventuras para la chica de los tatuajes que encarna Jaimie Alexander. Pero, ¿es realmente tan buena? 

Agent X
 -Cuando la CIA y el FBI se revelan incapaces de solucionar un conflicto apenas queda apelar al Agente X (Jeff Hephner), cuya identidad sólo conoce la vicepresidenta de EEUU (Sharon Stone). Por ahí va lo nuevo de TNT Series. Acción y conspiraciones a mil.
 
Transparent
-Amazon subió a la web avances de la segunda temporada, cuyos 10 capítulos estarán disponibles para los usuarios de esa plataforma el 4 de diciembre. ¿Mantendrá el nivel que la hizo una de las mejores series de 2014? A cruzar los dedos.
 
JOYAS 

“Master of none”

Debutó en silencio, como esas apuestas pequeñas de Netflix más orientadas a tantear al público que a copar la parada con la prepotencia, de por ejemplo, la inminente “AKA Jessica Jones”. Tal vez esa carencia de pretensiones sea uno de los principales activos de “Master of none”, deliciosa sitcom de apenas 10 capítulos que deja con ganas de mucho más. Aziz Ansari (a quien conocimos en la piel de Tom Haverford en “Parks and Recreation”), interpreta a Dev Shah, un treintañero que bucea por Nueva York buscando sentidos y respuestas, mientras se enamora, indaga en el pasado de su familia de inmigrantes y les dedica muchísimo tiempo a las redes sociales. Todo es simple, creíble y actual en este show creado por el propio Ansari. Sin risas grabadas, puro ingenio e ironía. Im-per-di-ble.