Franco Luciani volverá a ocupar esta noche el teatro Alberdi (Jujuy 99) desde las 22, pero en vez de estar con la Orquesta Juvenil de la UNT, se presentará con su grupo integrado por Facundo Peralta, Martín González y Horacio Cacoliris, y con Guadalupe Márquez, Lucho Hoyos, Manu Sija y Juan Martínez Romero como artistas invitados.

“Estoy muy feliz de estar en Tucumán con este formato. Vengo con un repertorio folclórico, aunque a la música argentina la considero como una misma cosa. Este es el proyecto más viejo con el que comencé, en 2002”, recordó a LA GACETA.

- ¿Te estás metiendo con otros colores de sonido?

- Totalmente. Si bien con la Orquesta tocábamos también folclore, pero era un entorno más formal y académico. Esto es mucho más íntimo y pequeño, pero nos conocemos mucho y desde hace años.

- ¿Cómo definís a tu cuarteto?

- Para decirlo deportivamente, este es un equipo construido en base a confianza y a una manera especial de entendernos. Hay muchas cosas que juegan al conformar un grupo, como que sean excelentes ejecutantes, pero también que compartan conceptos centrales de lo que es la música popular.

- ¿Todavía cuesta asumir que un armoniquista sea solista?

- Sí, pero es algo que va cambiando. Hubo un gran maestro como Hugo Díaz en la Argentina, así como los hubo en el jazz. Pero no abundan los intérpretes solistas, aunque es un instrumento que va creciendo en esa faceta y en todo el mundo. Obviamente que hay otros más populares como una guitarra o un piano, pero la armónica siempre está, porque vino en los barcos con los inmigrantes y es de la misma familia que el bandoneón y el acordeón. Tiene la misma nostalgia y la misma búsqueda que sus parientes musicales.

- ¿Se puede pensar en un estilo argentino de tocar la armónica, como lo hay en Estados Unidos en el blues y en el country?

- Definitivamente sí y ya existe. Puede llegar a tener incluso la misma antigüedad que en EEUU, pero el blues tuvo mucha más difusión a nivel mundial e incluso hasta en nuestro propio país. En la década del 40, Hugo Díaz ya tocaba la armónica de una manera muy argentina, porque la aprovechaba para ponerla al servicio de toda la música nacional. Tenemos un color local para este instrumento como también ocurre en Brasil, a diferencia de otros países del continente. Me miro a mí mismo como estaba hace 12 años, y me doy cuenta de los cambios y de la forma en que se desarrolla la escuela argentina.