“LA MANO DE DIOS”

El 22 de junio pasado, se cumplieron 29 años del partido de fútbol  entre Argentina e Inglaterra, celebrado  en  México, en el marco del Campeonato Mundial de 1986. Es sabido que en el transcurso del encuentro, finalmente ganado por Argentina, se produjo una confusa jugada en la que el ídolo Diego Maradona, convirtió el primer gol de su equipo impulsando la pelota al arco con la mano. ¿Qué hubiese sucedido en  nuestro país si en ese partido, del que estuvimos pendientes todos, en lugar de correr en un festejo alocado, Maradona se hubiese dirigido al árbitro explicando que su gol devino de una infracción y por lo tanto debía considerarlo inválido? El mero enunciado de que esa circunstancia se produjera, dispara enormes interrogantes. ¿Qué cara hubiera puesto el árbitro, integrante de una cofradía acostumbrada al denuesto y el maltrato? ¿Qué hubiera hecho el público, exitista, apasionado por sus colores y tan cambiante como esa ola que tan bien practican en la tribuna,  con sus cuerpos lanzados  y manos en alto? ¿Qué hubieran hecho los compañeros del Diego, transidos de adrenalina, no tanto por pasar de ronda como para mojarles la oreja a “estos piratas que nos robaron las Malvinas”? Me emociono de sólo pensar en un silencio ominoso, absoluto, mientras el árbitro, pasado el desconcierto inicial, saca de su bolsillo una tarjeta amarilla y la exhibe con mano temblorosa frente a Diego, que agacha la cabeza aceptando la sanción por cometer “hand” intencional. Peter Shilton debe poner de nuevo la pelota en movimiento, piensa en cederla a uno de sus centrales, pero con las manos en la cintura, demora el tiro. Es que algo raro está pasando… como una avalancha invisible, que cae rodando desde las tribunas altas, hasta el campo de juego. Es un aplauso, primero tímido, comenzado vaya a saber por quién, después como bramido, que enrojece las manos y nubla  los ojos. Son los hinchas,  que sienten haber presenciado algo único, irrepetible. Los de casaca azul abrazan a Diego, Valdano el primero, los de indumentaria blanca se acercan y le dan la mano, no todos, algunos… el árbitro pita… el arquero patea con fuerza y la pelota llega al medio del campo. Sabemos que minutos después, Maradona convertirá el “gol del siglo” o el mejor de todos los mundiales. También sabemos que a pesar de las protestas británicas, el gol con la mano es validado como bueno y Argentina le moja la oreja en serio a los ingleses; los manda a casa, los saca del Mundial. Años después, “el 10” da conferencias en Inglaterra y es aplaudido. La picardía de su gol es conocida en todo el mundo, sacrilegio futbolero mediante, como la “mano de Dios”. Lo que no sabemos es qué hubiera pasado en nuestro país, de haberse producido ese episodio imaginario. ¿Hubiéramos aplaudido la acción  de decir la verdad, aunque nos hubiese costado el título mundial? Es posible que después de algo así, trasmitido al espíritu de cada uno por la influencia del ídolo, nuestra personalidad, visión de las cosas, criterio de convivencia social, ¿hubiese cambiado rotundamente? Es decir, ¿hubiésemos dejado la transgresión y capricho que caracteriza a nuestro caudal  psicológico para convertirnos en individuos profundamente  éticos? ¿Habríamos defenestrado la gauchada, la viveza criolla, la colada, el piropo grosero, el bullying, la cargada soez, el cartel de “pegue que no duele”, el estudiar sólo para zafar, el trabajo a desgano, el escruche, la barra brava, las picadas con el auto de papá, destrozar las plazas públicas, esgrimir el aerosol como arma, violar todas y cada una de las reglas de tránsito, la queja recurrente contra el Estado o el país, la culpa que siempre es del otro,  la sonrisa del valijero, la gruesa cadena dorada al cuello del tahúr? Fuera de broma, ¡qué partido jugó el Diego! ¡Cómo lloramos, por Dios!

José Félix Risso

Belgrano 108

San Isidro de Lules-Tucumán



EL PARQUE 9 DE JULIO

Resulta insoportable ver el parque 9 de Julio en las condiciones ambientales actuales. Pedimos desde hace tiempo que se limpiara, pero sigue igual. Las calles de Tucumán adornadas por afiches de postulantes a políticos. Ambientalmente hablando, resulta tristísimo  ver la incultura de algunas personas de deshacerse de sus desechos, sacándose el problema individual y creando un drama general. ¿Qué nos está sucediendo como sociedad? ¿En qué nos vamos a convertir ? ¿Dónde queremos vivir? Estamos ensuciando todos y cada uno de los lugares que vemos libres. Detrás del Palacio de los Deportes, la inmundicia anda en bicicleta. La situación se agrava, ya que nadie se hace cargo de las miserias y si lo hacen cargo demoran mucho, las pruebas están a la vista. Drama cultural, sin lugar a dudas, fuimos testigos que no tan sólo los carritos aprovechan para tirar la basura, sino vimos también camionetas de un porte importante deshacerse de sus miserias. Olores nauseabundos rodean el parque, yuyales que se constituyen en refugios, no sólo de alimañas, sino también de delincuentes; la poca iluminación es aprovechada para los malos hábitos. Tristemente el paseo sufrió también el abandono de la seguridad. ¿Qué pasó en el camino? ¿No se le da la importancia que tiene porque no es rentable? Señores funcionarios, ya  a los ambientalistas nos bautizaron de “nefastos” en la ciudad del Limón, por pedir que se limpie, esperemos que ustedes no se ofendan y cumplan sus tareas. El parque 9 de Julio, es prácticamente nuestra carta de presentación, es nuestro patrimonio, es turismo, es el paseo y orgullo de generaciones de tucumanos, hoy lamentablemente abandonado.

Pedro Martínez y Víctor Guardia

concienciambientaltuc@hotmail.com



VIOLENTO DESALOJO

El 10 de mayo, nos desalojaron violentamente de un lote de nuestra propiedad colindante con una estación de servicio en Amaicha. Con la actuación de la guardia de infantería de la policía de Tucumán nos reprimieron brutalmente, desataron una balacera acompañada de gases lacrimógenos. Como resultado de esta agresión a nuestra familia se produjeron las siguientes lesiones: yo, jefe de familia, recibí 38 disparos de balas de goma, uno de ellos alojado en la clavícula, que me dejó inmóvil el brazo derecho y un disparo de arma de fuego en el estómago. Estas lesiones me impiden trabajar. Una de mis hijas está con fractura de rodilla, tibia y peroné, y dos mis hijos menores sufrieron heridas de distinta consideración. Nos trasladaron al Centro de Salud y se abrió una causa en los fueros civil y penal en la fiscalía de Monteros. Hemos golpeado las puertas de distintos ministerios y presos de una trampa burocrática, donde se mezclan la indolencia y la ineficacia. Para trasladarnos al hospital Padilla y al juzgado de Monteros, los gastos corrieron por nuestra cuenta, sólo recibimos la ayuda de familiares y vecinos. En el Hospital Padilla nos dan turnos con demoras de 45 días, y la fiscalía no hizo la revisación de los médicos forenses a mis hijos. Somos una familia de trabajadores y no aguantamos más, nos causaron daño moral y económico, es un trato injusto e inhumano.

Carlos Costilla                                  

manfredolibros@hotmail.com



La justicia

Donde no hay justicia sólo hay impunidad, corrupción y anomia; por ello san Agustín decía que en un reino donde no impera la justicia el gobierno está en manos de una banda de ladrones. Y en la Argentina, sabemos, no suele imperar la justicia. En tal sentido -escribía recientemente Marcos Novaro-, la ofensiva del kirchnerismo sigue avanzando sobre jueces y fiscales; y, con su usual desenfado, “la Presidenta firmó de un plumazo 15 decretos designando 70 jueces, subrogantes y fiscales… para controlar juzgados con incumbencia en casos de relevancia institucional, como AMIA y el pacto con Irán, de corrupción o procesos electorales” (Perfil, 4/7). En esta concepción de justicia “legítima” o militante no existe justicia independiente; sólo hay justicia amiga o enemiga. No hay dudas de que esta “politización de la justicia” propugnada por el oficialismo es anticonstitucional e ilegítima y no tiene otro objeto que el blindaje de impunidad para los funcionarios corruptos y prepotentes enquistados en el poder de turno. Un caso testigo de ello es el de César Milani, cuya renuncia como jefe del Ejército se negoció en las entrañas del Poder Ejecutivo, a cambio de la remoción del fiscal general federal en Tucumán, Gustavo Gómez, apartado de la causa Milani en el momento que estaba llamando a declaración indagatoria por la desaparición del soldado Ledo. Gómez, además, es el fiscal que hacía avanzar las causas del presunto enriquecimiento ilícito de Juan Manzur -candidato a gobernador por el alperovichismo sciolista-; quien más impulsa causas por delitos ambientales. Encarna como magistrado la prédica y práctica del papa Francisco que proclama desde los tejados la obligación de salvaguardar los bienes comunes. Su voz se alza por el clamor de la tierra ultrajada que es el clamor de los pobres o excluidos: Y esta iglesia pobre para los pobres abraza el insobornable compromiso de luchar contra la corrupción, porque “los corruptos son el anticristo”, dice el Papa. La corrupción conlleva la impunidad y la injusticia, por eso no se entiende la lógica de no pocos kirchneristas -hoy sciolistas de la última hora- que se congratulan de este “papa peronista”. ¿Qué tiene de evangélico o de “nacional y popular” buscar la impunidad de los corruptos que saquean y contaminan la Argentina y Tucumán? Ante ello a los ciudadanos de a pie nos queda el recurso de seguir combatiendo cotidianamente por una justicia independiente; y hoy y aquí, eso significa comprometernos en defender y acompañar a los jueces y fiscales como Fayt, Cabral o Gómez que día a día honran y dignifican el servicio de la justicia en la Argentina.

Ramón Eduardo Ruiz Pesce

reruizpesce2@gmail.com



El cruce de Los Andes 

En su brevísima visita a la hoy Capital de la República (así declarada hace varios años) la Presidenta hizo uso de la palabra, aseverando, entre otros temas, que “antes de eso” (la Declaración de Independencia) habían ocurrido “otras cosas”. ¿Qué otras cosas? Bueno, la Batalla de Tucumán, la de Salta y...¡el cruce de los Andes! En mi estupor, pensé haber oído mal. Error, en una de las incontables repeticiones corroboré el gazapo. Señora, el cruce de las primeras columnas del Ejército de los Andes se inició el 9 de enero de 1817, exactamente seis  meses después de la magna fecha que motiva vuestro viaje a Tucumán. Sirva esto como aclaración y corrección fraterna, en aras de exactitud histórica.

Ignacio Páez de la Torre          

arqignaciopaez@gmail.comm



ESTACIONAMIENTO 

Una carta del 17/6 referida al “estacionamiento”, se destaca porque su futura implementación promete malestar para toda la ciudadanía tucumana. Vimos ya los problemas que causa en Yerba Buena la gestión por particulares de facultades que son y deben ser exclusivas del gobierno pertinente. El lector Luis Cerda, que conoce muy bien el tema, ataca el problema a fondo. Falta decir que no es constitucional que quien no sea autoridad autorizada pueda secuestrar bienes de ciudadanos, ni cobrar “manu militari” nada de ellos, ni utilizar en su provecho el espacio público que es de todos. Todo eso hará el concesionario del sistema planeado, y más aún: utilizará recursos del Estado para su negocio, y lo ampliará porque cobrará acarreo del bien secuestrado, su depósito, su rescate, la multa y alguna otra cosa. Además el trámite para estacionar, ahora muy sencillo, personal y directo con una persona que además de cobrar cuida los vehículos y protege las entradas de los garajes, se convertirá en una gestión de “tecnología” ilusoria y además costosa. Es muy desagradable que autoridades que están yéndose planeen este ataque a los tucumanos.

Jorge María Miranda

jorgemariamiranda@hotmail.com



LOS TAXISTAS

La Municipalidad de San Miguel de Tucumán, tiene la ordenanza nº 3713, la que puede leerse por internet, y es casi perfecta para regular el servicio de taxis, pero la única responsable, la Dirección de Transporte Municipal, parece condicionada para exigirles a los titulares de licencias de taxis a que la cumplan, respecto de la situación laboral de los choferes: 1) El art. 46 prohíbe conducir un taxi sin estar habilitado, sin embargo a todos los choferes les cobraron por la credencial identificatoria obligatoria que exige el art. 50 y 51, pero que sospechosamente nunca se las entregaron, motivo por el que trabajan sin la documentación legal que exige el art. 72 inc. e) y el art 82 inc a) para no ser sancionado. 2) Habiendo una base de datos en Sutrappa, acorde con el art. 53, y otra provincial por ley 7.770, de choferes contratados por los titulares de licencias de taxis, tampoco se les exige a los titulares de licencias la contratación de la ART (seguro laboral) para los choferes, exigido por el art. 38 inc. b), desamparando al empleado por cualquier accidente o enfermedad, mientras trabaja en el taxi, por eso nunca se labran actas de infracción, según el art. 72 inc. b), y mucho menos se sanciona a los infractores del art. 82. El Concejo Deliberante ya aprobó la norma, no son ellos los responsables por lo que no hace el Ejecutivo Municipal, hay que obligar a la Subdirección del Sutrappa mediante un expediente, a que la aplique en su totalidad, que entregue las credenciales de conductor auxiliar que ya se pagaron hace un año, y obligue a todos los titulares de licencias de taxis, que contraten la ART que exige el art. 38 inc. b), para todos y cada uno de los choferes contratados, declarados tanto en Sutrappa como en la Vial (sic) ley provincial nº 7770, eso obligará a blanquear automáticamente a los choferes, sin ser marcado por nadie y, en caso de que la Municipalidad no haga nada, tenemos el recurso de denunciarla en lo contencioso administrativo, por incumplimiento de los deberes de funcionario, negligencia, defraudación, entre otros, antes de molestar a la ciudadanía, con movilizaciones arregladas (sic), de las que está harta de “ser el pato de la boda”.

Roberto Nicolás Córdoba

mutualdetaxistas7demayo@gmail.com


EL 9 DE JULIO

¡Llegó el 9 de Julio, aniversario de nuestra patria! Buceo en mis recuerdos y me voy a mi época escolar. Mi alma se llena de gozo al recordar esa fecha. Nuestras madres, afanosas, planchaban los delantales con esas planchas de hierro. Las tablas, unas al lado de las otras, como hermanándose, debían quedar perfectas, almidonadas con almidón Colman, que no era aerosol. Las medias azules cortas, los zapatos Gomicuer, que espejeaban con su brillo, los guantes blancos elegantes, como los de las damas de la colonia, el moño grande, majestuoso que coronaba nuestra cabeza y una escarapela pegada en el corazón. La noche anterior era una vigilia. Amanecía el alba y ya salíamos en tropel con toda la familia al desfile que se realizaban en la plaza Independencia, el parque 9 de Julio o la avenida Mate de Luna. Desfilábamos al compás de una marcha que hoy repiqueteaba dulzona en mis oídos. El frío del invierno no nos asustaba, nos arrebujaba el fuego patrio del corazón. Después aparecían los granaderos, con sus briosos corceles, que parecían caballeros medievales. Al golpe de un tamboril, se presentaba el Ejército con sus soldados, que lucían su uniforme con orgullo y su paso firme y cadencioso, los tanques de guerra, los armamentos, los grupos de montaña, de socorro, tanto, imposible de nombrar y hasta recordar. La tropa de gauchos con sus briosos caballos... Pasaron los años y se repetía y al final venían los héroes de Malvinas, tan poco recordados, hoy, tan olvidados. Hemos festejado otro de 9 de Julio, me parece que de una forma virtual. Un mitin, agitando banderas políticas, gente arriada por un pebete de mortadela o choripán y tal vez, unas chirolas. ¿Dónde quedó aquella época dorada de amor a la patria, de flamear banderas argentinas, de cantar con la cabeza bien alta, erguidos, nuestro Himno que nos habla de libertad. ¿Cómo festejaremos del Bicentenario? ¿Como este, con una murga bailantera, rodeados por banderas, no la nuestra, Por favor, señores, que esta fecha vuelva a ser la de antaño, donde aparezca una negra mazamorrera, la empanadera, el sereno que encendían los candiles, y un majestuoso desfile, donde todos las clases sociales se acerquen, lo vivan, lo disfruten con el corazón lleno de amor a la patria. Que el Padre escuche mi ruego, mi deseo.

María Miroli de Mariscal

Pasaje García 1.041

San Miguel de Tucumán



AEROLíNEAS Y XIPOLITAKIS 

Respetuosamente ratifico todo lo escrito en mi carta del 7/7. Decía en el desarrollo conceptual que el avión despegó, voló y aterrizó sin problemas. Lamento que al lector D’Andrea eso le causara estupor y alucinación, ambas circunstancias patológicas que  suelen requerir asistencia psiquiátrica. Solo he mencionado y nada más a la señora Xipolitakis, pero al parecer, y como el zorro vegetariano y las uvas verdes, ellos se han concentrado  únicamente en la “ pulposa pasajera”, según Saldaño, a quien, tal vez por eso, le quedó la cabeza como “calesita dominguera” según sus propias palabras. Debo aclararle que, como médico,  no soy especialista en ese tema. Pero siempre, todo depende del color con que miramos la vida. Lamento que la falta de conocimientos en interpretación de textos genere ideas tan alejadas de la letra y del espíritu de mi carta. Mis observaciones sobre el periodismo amarillo me permiten sugerir que  relean lo que dejé plasmado en los últimos párrafos, y  por otra parte, hace muy pocos días (18/6) expresaba conceptos también publicados en “cartas” sobre los criticastros, y otra que titulé “Yo creo”, lecturas que sugiero a ambos lectores. Además, también me permito sugerir que lean y aprendan cuáles son los tiempos potenciales o condicionales que el periodismo amarillo utiliza en forma patológica, porque según ellos, eso “vende” . Hay un grupo numeroso de personas sadomasoquistas que gustan de ese tipo de noticias. Respeto esa diferencia enorme conmigo. Por otra parte, hoy, con una computadora, acedemos a una infinidad de información por lo que sugiero al lector Saldaño que se tome el trabajo de buscar lo que me pide graciosamente. Ratifico que el comandante y el piloto del avión con profesionalidad, despegaron, volaron y aterrizaron sin ningún  problema ni atisbo de que ocurriera nada fuera de lo normal.

Federico Vázquez 

fedevazqueztuc@gmail.com



VISITA PRESIDENCIAL 

La visita presidencial ha generado una hecatombe en el microcentro. No sé a quién se le ocurre, so pretexto de las “fiestas patrias” cortar el tránsito vehicular en la zona del pavoroso microcentro tucumano. He tenido la penosa tarea de salir en medio del frío a buscar un taxi para mi hija de cuatro años y trasladarla a consulta médica. No había ningún taxi disponible (dada la estrafalaria y lujosa tarifa que uno abona) y varios me dejaron a pie porque con los 9 grados que estaban haciendo, los taxistas “no pueden” subir las ventanillas, ¡porque se asfixian! en pleno invierno y con estas bajas temperaturas. Sufro y padezco a diario la falta de educación de este lujoso transporte y la falta de seguridad, sumado al tremendo caos por unas horas de visita. Para pensar.

Laura Gellicaste

Laura.gellicaste@hotmail.com