BRASILIA.- Apremiada por el deterioro económico de su país y acuciada por denuncias de corrupción en su Gobierno, la presidenta brasileña Dilma Rousseff viajó a EEUU con grandes objetivos: reanudar el diálogo político con el gigante del Norte y atraer inversiones a Brasil. En el plano político, la visita a Washington marca un hito en las relaciones entre ambos países, congeladas desde 2013 a partir de las denuncias de que la Agencia Nacional de Seguridad espió a la mandataria y sus asesores. Las revelaciones llevaron a Rousseff a cancelar una visita de Estado en la que el presidente Barack Obama la recibiría con los máximos honores. Ahora, ambos se reunirán dos veces en la Casa Blanca. (DPA)