(Por Luis Balderrama) El frío de la noche tucumana no pasó desapercibido, pero la multitud que se dio cita en el club Central Córdoba, para ver y escuchar el sábado a La Renga la convirtió en una noche cálida. Gustavo “Chizzo” Nápoli (Guitarra y voz); Gabriel “Tete” Iglesias (Bajo); Jorge “Tanque” Iglesia (batería), pisaron el imponente escenario de rock Facundo Pereyra a las 22.20, para hacer delirar a la gente con los primeros acordes y versos de Corazón fugitivo. Así arrancaba lo que prometía una larga noche llena de rocanrol, para la presentación del disco Pesados vestigios.
A Corazón fugitivo le siguieron Canibalismo Galáctico y el primer clásico, Tripa y Corazón. “¡Buenas noches Tucumán, Muy contentos de estar aquí, con la excusa de presentar el nuevo disco!”, dijo Chizzo, a quien se lo vio muy feliz. Con sonido y puesta en escena de excelencia, llegó el tiempo de Pole, tema que la banda compuso en homenaje al actor Víctor Poleri, protagonista en todos los videos, y que falleció meses atrás. Un tema dedicado a todos los viajeros rengueros: Nómade; y cuando llegó la hora de El Twist del Pibe , nadie paró de saltar y bailar.
Luego llegó San Miguel, dedicado a Miguel “Keko” Ramírez, el joven que murió en un recital al ser alcanzado por una bengala, Lo frágil de la locura, y el lento de la noche, Sabes qué. Levantaron con otro de sus clásicos, Ser yo.
Con la presentación de la banda de vientos que los acompaña en todos sus recitales -“Las cucarachas de bronce”- siguieron los temas A tu lado, Bien alto y La furia de la bestia rock.
A esta altura del recital, el termómetro estaba al rojo furioso. Mirada de acantilado, Muy indignado y una versión increíble de El rey de la triste felicidad, marcaron la mitad de un gran recital en el que hubo rock y blues, en el que se dieron el gusto de zapar y de improvisar al mejor estilo jam session. Y sonaron Arte infernal y Oportunidad oportuno. Hasta que llegó al momento más esperado, y sonaron La razón que te demora y su Oscuro diamante.
Tras un parate de 10 minutos, cuando ya algunos empezaban a impacientarse, arrancaron con otro blues -Masomenos - y El viento que todo empuja.
Cuando llegó el momento de hacer subir a los invitados, la multitud se sorprendió con “Las marionetas viajeras”, una representación en miniatura de “La renga” (“La renguita”) para El final es donde partí y el infaltable cierre con Hablando de la libertad. “Vuelvan tranquilos así mañana podamos contar la fiesta vivida”, fue la última recomendación de Chizzo. 00.33 horas, final de una noche llena de rocanrol.
Un vínculo que trasciende los escenarios
El sábado, desde temprano, miles de seguidores de La renga coparon las inmediaciones del Club Central Córdoba. Colectivos llenos de viajeros le fueron dando color al ritual, en una confluencia de banderas de todo el país, remeras negras, música, baile en plena calle, y chicos que improvisaban el fuego para el clásico asado y algunas hamburguesas. Cada recital de La Renga muestra el fervor de una comunidad cuyo sello es la libertad: en el del sábado no hubo ningún incidente y todo se desarrolló con calma antes y después de show.
Desde la organización se evaluó que llegaron alrededor de 4.000 personas de las provincias de Jujuy, Salta, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Corrientes, Buenos Aires y Córdoba. También desde Uruguay.
Banderas colgadas de las ventanas y quioscos de venta de remeras en las paradas de los colectivos que trasladaron a los fans le dieron color a la siesta tucumana, en la previa al recital de la banda de Mataderos en el escenario Facundo Pereyra (en homenaje al desaparecido periodista) para presentar su último disco, “Pesados Vestigios”.