Si todo sale de acuerdo a como está previsto, el último día del año la Unidad de Auditoría Interna (UAI) de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) logrará la certificación, por parte de IRAM, de la norma ISO 9.001, por gestión de calidad. El proyecto arrancó formalmente el 9 del mes pasado, cuando la rectora, Alicia Bardón, suscribió en Buenos Aires un acta compromiso con el titular de la Sindicatura General de la Nación (Sigen), Daniel Reposo. Pero la idea había surgido antes. “La iniciativa viene de Sigen, que viendo lo que sucedía en el sector público nacional propone una mejora de las auditorías. Cuando nos proponen certificar la gestión de calidad, le trasmito la inquietud a la rectora; y respondió que firmemos inmediatamente”, explicó el titular de la UAI, José Antonio González.

Ayer, el subgerente de Procedimientos y Calidad de la Sigen, Alberto del Pino, y el síndico Jurisdiccional Adjunto del organismo, José María Delgado, participaron de reuniones de trabajo con integrantes del cuerpo de auditores de la UNT. Del Pino explicó que la UAI debe cumplimentar los requisitos previstos en el Referencial N° 13 de IRAM. “La gestión de calidad que certifica el IRAM tiene distintas líneas para seguir. Una es la ISO 9.000. Pero esta refiere específicamente a certificar calidad por procesos; y para la UAI no era conveniente, porque de ese modo se iba a certificar un proceso, que podía ser el de planeamiento, el de ejecución de la auditoría o el de seguimiento de observaciones. Entonces, desarrollamos pautas para las UAI, y por eso es que se elabora este referencial”, señaló.

El funcionario contó que la propia UNT fijó el plazo para alcanzar la certificación. “Luego de que Bardón firma el acta compromiso con Reposo, se compromete a cumplir los requisitos estipulados en el Referencial N° 13 en un plazo de siete meses, hasta el 31 de diciembre”, dijo. Tal es el compromiso que asume la casa de Terán; pero el acta también generó obligaciones para la Sigen. “Ofrece asesoramiento y acompañamiento, para que la UAI resuelva esa brecha entre lo que está haciendo hoy y las nuevas exigencias. Hoy estamos en visita de asesoramiento; establecemos distintas pautas, trajimos herramientas específicas para desarrollar estos procedimientos”, señaló Del Pino; y agregó que tras esta visita continuarán en permanente contacto: “hasta que se cumplan los requisito; en ese momento, la rectora llama al IRAM, que es el tercero que debe certificar”.

“Para mejorar”

A criterio de Bardón, no se deben entender las auditorías como una invasión, sino, por el contrario, como herramientas para lograr mejores resultados en la gestión. “Es importante que la comunidad universitaria entienda que cuando se auditan los procedimientos, las acciones que realizan las unidades académicas y el Rectorado, no se lo hace para perseguir a nadie, sino para mejorar los procesos y para que bajemos la posibilidad de irregularidades en la gestión”, manifestó. Añadió que las auditorías sirven también para combatir el acostumbramiento. “En la administración tenemos una mala costumbre: hacer como lo hicimos siempre. La auditoría debe ser un organismo dentro de la institución universitaria que colabore con la mejora continua de los procesos. Y, hacia afuera, para que la sociedad sepa que este mecanismo está presente, y salga del concepto de que las instituciones del Estado no debemos rendir cuentas”, indicó.

En los próximos meses, el cuerpo de auditores de la UAI de la UNT viajará a hacer cursos en la Sigen. “Es obligatorio; deben completar una capacitación básica: en un primer módulo, sobre la ISO 9.001, y segundo y tercer módulo específicamente relacionados al Referencial N° 13”, dijo Del Pino.