Por donde se lo mire, el miércoles 18 de agosto de 1943 fue un día atípico en la capital tucumana. Desde la mañana soplaba un fuerte viento, caliente, huracanado, que elevó a más de 37° la temperatura. No pocos pensaban que este inusual y extraño fenómeno presagiaba algún movimiento sísmico.

Y la sensibilidad general de quienes recorrían las calles céntricas -de repente-, se acrecentó de manera trágica y cruel. Por esos años, los negocios abrían sus puertas a las 14.30, y exactamente cinco minutos antes, en la esquina de Muñecas y Mendoza, se derrumbó estrepitosamente el techo de una obra en construcción. En esa ochava noroeste desde hacía tres meses se estaba construyendo la tienda “La Tropical”. 

El doctor Melitón Camaño había vendido esa propiedad a la firma Adolfo Caso e Hijo, que demolió la antigua casona y estaba erigiendo un edificio moderno, de dos pisos de altura, destinado al nuevo comercio.

Gritos de dolor
De pronto, desde esa esquina, se escuchó un ruido atronador y extraño. En segundos, las cabriadas de hierro del salón -de 26 metros de largo- se inclinaron sobre las columnas; éstas cedieron junto a las vigas de cemento armado y el techo de la construcción se vino abajo, con ampuloso estrépito. 

La caída causó la muerte de dos obreros y dejó 16 heridos, algunos de gravedad; y otras personas que pasaban por allí también sufrieron terribles golpes. Entre los transeúntes se desató el pánico y hubo un generalizado terror. 

La mayoría, por instinto de conservación, corrió en distintas direcciones. Se los veía despavoridos, y durante unos minutos el miedo y la desconfianza pusieron freno a quienes querían socorrer a las víctimas.

Gran tarea solidaria
Superado el estupor, los gritos de auxilio azuzaron una rápida y eficiente reacción solidaria. Entre la masa informe de bloques de cemento, hierro y mampostería, los ocasionales rescatistas comenzaron la pesada tarea. Alguien alertó que los cables del alumbrado se habían cortado entre enceguecedores chispazos, y rápidamente operarios de la vecina Compañía Argentina de Teléfonos se encargaron de aislarlos.

En instantes llegó el Cuerpo de Bomberos, oficiales y agentes de la policía, 50 conscriptos del Regimiento 19 y del 5° de Comunicaciones, y se sumaron numerosas personas que afanosamente trabajaron con picos y palas, junto a los obreros que salieron ilesos; todos cooperaron con fruición removiendo escombros para rescatar a los heridos.

Por su lado, la policía hacía esfuerzos para contener a quienes, imprudentemente, pujaban por acercase al lugar de la tragedia. En el hospital Padilla, en la Asistencia Pública y en sanatorios, se registraron emotivas y dolorosas escenas entre familiares y allegados de las víctimas.

El después, hasta hoy
No quedan muchas personas que hayan vivido o presenciado este desastre. Y a pesar de múltiples averiguaciones, nunca se conocieron las causas del lamentable episodio. 

El edificio se reconstruyó y “La Tropical” se inauguró -con gran publicidad- el 2 de mayo del año siguiente. Con el mismo nombre, en 1968, el negocio se transformó en un supermercado. Finalmente, en junio de 1978 la firma desapareció, y desde entonces los muros alojan a Tiendas “San Juan”, hasta nuestros días.