BUENOS AIRES.- La “trilogía” de superclásicos entra en su etapa copera. Boca y River se miden desde las 21 en el Monumental para sacar la primera ventaja en los duelos de los octavos de final y comenzar a definir el futuro sobreviviente. El “súper” del torneo ya quedó atrás y por eso Rodolfo Arruabarrena y Marcelo Gallardo renovaron sus apuestas. Los técnicos saben que estas historias de copa son diferentes y aún en la gloria (porque bien podría decir el “Vasco” que equipo que gana, como el del domingo, no se toca) o en la derrota pensar la mejor jugada es vital para comenzar con el pie derecho.

La carta del “Muñeco” es Leonardo Ponzio, el volante que no jugó por el torneo pero que venía siendo figura en este River a veces indeciso, a veces criminal. La idea del técnico es acompañar a Matías Kranevitter, que fue una de las figuras el domingo, y acercar claridad a los delanteros. “Leo” reemplazará a Sebastián Driussi y deberá hacerlo olvidar, ya que fue una de las manijas en La Bombonera.

Por el lado de Arruabarrena la jugada es doble. Jonathan Calleri fue el cambio cantado arriba para defenderse con pelota lejos del arco. La lucha que siempre propone el delantero será el complemento perfecto de Cristian Pavón y Federico Carrizo, los rapiditos que decidió el “Vasco” para acertar la vez que encuentre mal parado al “millonario”.

Basta con entender que el entrenador “xeneize” dejará en el banco a Nicolás Lodeiro para saber que el partido se juega antes del pitazo inicial, planificando en la cabeza las posibles jugadas que terminen por inclinar la balanza.

Fernando Gago y Pablo Pérez son otras piezas clave que vuelven a estar desde el arranque en Boca, mientras que Ramiro Funes Mori (en lugar de Rodrigo Mamana) ocupará un lugar en la defensa de Gallardo para sumar un chance más en la pelota parada. Ya amargó así al “xeneize” y repetirlo es su mayor deseo.

Nadie esconde nada. Las cartas están sobre la mesa y las jugadas planificadas de antemano listas para cumplirse. Boca y River arrancarán esta noche un duelo de 180 minutos y las decisiones de sus técnicos, al menos en la previa, aparecen como esenciales para comenzar a definir la historia. (Especial)