Mantener la motivación para seguir superándose cuando se ha ganado todo es una virtud que solo unos pocos pilotos tienen. Como ejemplos se pueden citar al alemán Michael Schumacher, que logró siete títulos en la F-1, y al francés Sébastien Loeb, que consiguió nueve coronas en el WRC. Ambos dejaron su sello porque jamás encontraron su techo y en cada carrera buscaron superarse. Lewis Hamilton parece que sigue el mismo camino, ese que lleva a un piloto a convertirse en leyenda.

Una muestra de lo que es capaz de hacer se vio en el GP de China, la tercera fecha del torneo 2015 de la F-1. El inglés tuvo un fin de semana perfecto en el circuito de Shangai que incluyó marcar el mejor tiempo en los tres entrenamientos, dominar la clasificación, ganar la carrera de manera contundente y hasta marcar el récord de vuelta. Con su segundo triunfo del año, y el 35° en su campaña en la Máxima, Hamilton dejó la sensación de estar un escalón por delante de sus rivales, incluso de su compañero alemán Nico Rosberg, a quien Mercedes también le entrega un auto ganador.

Y como en el automovilismo el primer rival siempre es el coequiper, Lewis se encargó de desmoralizar a Nico desde el vamos. Después de ganarle la pole position por 42/1000, hizo lo que quiso en la carrera y ganó otra batalla, muy a pesar de Rosberg, que encima tuvo que soportar la presión constante de su compatriota Sebastian Vettel (Ferrari).

Contrapunto
“Mi objetivo era correr mi propia carrera y gestionar los neumáticos de la mejor manera posible. Nunca tuve una amenaza de Nico, pero no hice nada intencionalmente para entorpecerlo a él”, resumió Hamilton. Rosberg, en cambio, tuvo otra visión y dio a conocer su malestar por la táctica del actual campeón en medio de la conferencia de prensa. “Es interesante escucharte decir, Lewis, que estabas pensando solo en ti mismo con tu ritmo en la punta”, ironizó. “Eso perjudicó innecesariamente mi carrera… Sebastian estaba cerca sin necesidad. Y eso me costó mucho tiempo porque tuve que cubrirlo y mis neumáticos se degradaron”, añadió el germano. Hamilton no se quedó callado; recogió el guante y respondió sin vueltas: “Mi tarea no es preocuparme de la carrera de Nico. Mi tarea consiste en dominar mi auto y llevarlo lo más intacto y rápido posible a meta. Y eso hice”. Para mantener la motivación es necesario tener en frente a alguien a quien batir y parece que Lewis sabe muy bien quién es…

La “amenaza” de Ferrari
Vettel, como dijo el propio Rosberg, estuvo a tiro de meterse entre medio de las dos “Flechas de Plata”, pero no le alcanzó. Igual el tercer lugar es un buen resultado para la Scuderia, que volvió a demostrar que está cerca de Mercedes, aunque no lo suficiente como para pelear de igual a igual por una victoria. A diferencia de lo ocurrido en el GP de Malasia, la estrategia planteada por el team de la estrella de tres puntas no tuvo fisuras y por eso los pilotos de la Rossa no tuvieron otra que ver como los bólidos plateados iban derecho al doblete. Aunque esta vez se sumó al lote de punta el finlandés Kimi Räikkönen, que podría haber llegado un poco más cerca si no fuese por los rezagados. El nórdico se fastidió, principalmente, cuando le sacó una vuelta al español Fernando Alonso (McLaren). “Por favor, saquen este auto del camino”, dijo a través de la radio cuando llegó a los escapes de Nano…

La carrera no fue entretenida. Ni siquiera el ingreso del auto de seguridad en las últimas vueltas para retirar el Toro Rosso del holandés Max Verstappen le aportó emoción. Todo por culpa de Hamilton, que mostró un nivel superior al resto. Ese que solo se alcanza cuando la motivación está verdaderamente al tope.